domingo, 11 de septiembre de 2022

¿Qué decir de Serrat?


Pensar que una figura decide retirarse de los escenarios conduce a un estado en el que, sin querer se revisa toda una vida.
Pretender, sin embargo, a estas alturas de la película, ser mínimamente original cuando se habla de cualquier cosa que afecte a ese gigante de leyenda que es como de la familia (del que, por lo tanto, aparentemente, todo se sabe) que es Joan Manuel Serrat es, cuando menos y por lo menos, ingenuo. Y, por decir algo, resulta llamativo que el autor de más de cuatrocientas canciones (aparte de su devoción por la obra de poetas españoles e hispanoamericanos) se “apropie” también de la que no ha escrito él cuando la interpreta; es lo que pasa, aparte del famoso eurovisivo La, la, la, de los "dinámicos” Arcusa y De la Calva, con piezas típicamente serratianas como Penélope, inspirada en La Odisea de Homero y musicada por Augusto Algueró, o La Paloma (Se equivocó la paloma), poema de Rafael Alberti puesto en música por Carlos Guastavino y arreglado por Sergio Endrigo, o los poemas de Antonio Machado Retrato y Las moscas, con música de Alberto Cortez o, para rizar el rizo, algunas piezas de Víctor Jara o Violeta Parra, o la canción Les sabates, que no es sino una versión en catalán de Les Souliers, de Guy Béart en adaptación del original francés de Delfi Abella. Claro, que también cabe citar el fenómeno contrario; además de los cientos de Mediterráneo, Lucía o Paraules d’amor, por recordar unas cuantas, que podemos encontrar sin esfuerzo, sea en homenajes de Cuba, flamencos o cantados por mujeres, Serrat es una figura de culto en muchos países, y no sólo los del hemisferio sur del continente americano, en los que se le adora; en Europa, también: la cantante italiana Mina cantó muchas de sus canciones, de las que la primera en 1969 fue La tieta. Gino Paoli también grabó algunas canciones de Serrat: la primera en 1972, Barquito de papel, luego en 1974 grabó Gino Paoli canta Serrat y finalmente, en 1996 grabó Penélope. Francesco Guccini cantó una versión en dialecto modenés de La tieta. En Israel, el cantante David Broza grabó un CD con canciones de Serrat traducidas al hebreo. La que más éxito tuvo fue La mujer que yo quiero.


Hace unos 40 años se publicaron
ya las primeras biografías y estudios de la obra de Joan Manuel Serrat (por Manuel Vázquez Montalbán), Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute, en una colección que inició Bob Dylan, pero en la que también había un cierto aire francés (Georges Brassens, Jacques Brel, Leo Ferré, Boris Vian,…La canción francesa es una referencia inagotable en la escena española de los años 70; de hecho, el primer Serrat en catalán mira hacia Charles Aznavour aunque luego sea Jacques Brel su principal referencia). Por cierto, en esa colección de los juglares de la época faltaron Mari Trini y Patxi Andión, dos de los cantautores más importantes de aquel tiempo. Dejemos, pues, a un lado los aspectos estrictamente musicales para respetar en estas líneas el año del adiós a los escenarios del personaje y dirijamos nuestras reflexiones a otras cosas, que algo encontraremos, como por ejemplo que Joan Manuel Serrat siempre estuvo en el lado correcto de la historia, se esté o no de acuerdo con él, lo cual es una opinión, claro. Pero la historia ya viene hablando sobre lo que ha ocurrido en el mundo desde que Serrat canta. Y es que estamos ante un artista que ha estado en la picota durante más de cuarenta años y es uno de los españoles más reconocidos en todo el mundo, particularmente el de habla hispana. Se han escrito multitud de libros sobre su persona y sus canciones; unas canciones que han ejercido su influencia sobre la vida de millones de personas. Todo el lío empezó cuando un Serrat con 24 años fue seleccionado en 1968 para representar a España (la televisión española) en el certamen de Eurovisión. Él quiso hacerlo en catalán1 y el régimen decidió sustituirlo por Massiel, que acabaría ganando el concurso. Hay que decir que cuatro años antes había entrado a formar parte del movimiento Els Setze Jutges (grupo de cantantes/activistas que defendían su derecho a cantar en catalán, hecho que estaba vetado por el franquismo) como juez número trece y que había grabado Una guitarra, Ara que tinc vint anys y, sobre todo, Cançò de matinada, primer número uno en su carrera y primera vez que una grabación hecha en catalán alcanzaba el número uno fuera de Catalunya. Pero el msmo 1968 ve la luz su primera grabación en castellano, el single El Titiritero. Su elección de cantar también en castellano no es entendida por todos y algunos miembros de la nova cançó y de otros sectores catalanistas empiezan a presionarle para que deje de hacerlo. Finalmente Serrat es seleccionado como representante de Televisión Española para el festival de Eurovisión y el resto ya es conocido.


C
omo consecuencia del affaire eurovisivo, a Joan Manuel se le veta tanto en Televisión Española como en Radio Nacional de España, y cuando da algún concierto fuera de Catalunya se le abuchea cuando empieza a cantar en catalán. Sale a la venta Cançons Tradicionals y los que antes le criticaban ahora le reivindican como ejemplo para un pueblo; mientras que en el resto del país se le abuchea en los conciertos y se queman sus discos. Lanza su single en castellano, Tu Nombre Me Sabe a Yerba, tras Manuel, con el que vuelve a aparecer en los puestos altos de las listas de ventas. El año acaba grabando un curioso proyecto, el de musicalizar la obra de un poeta castellano, y el álbum será Dedicado a Antonio Machado, poeta y la fama de Serrat se dispara, siendo este disco el álbum más vendido en su momento de la música española. Durante el verano se dedica a girar por España para en otoño hacer su primera gira por América que no acabará hasta el año siguiente. Brasil, Argentina, Chile, México, Perú, Colombia, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana son todos los países que visita. A la vuelta, ya en 1970, se encierra en el Monasterio de Montserrat (Barcelona) junto a trescientos intelectuales como protesta por el Proceso de Burgos. El año siguiente anuncia que se retira temporalmente pero de ese “retiro” de cinco meses saldrá uno de los mejores discos de la historia, Mediterráneo, diez temas que son la esencia de Serrat, un puñado de canciones que son perfectas composiciones de las que ni sobra ni falta una coma, y que durante veinte semanas fue el álbum más vendido del país, lo que, además, produjo la paradoja de que cientos de miles de castellanohablantes cantaran en catalán Paraules d’amor y que todos los catalanes hicieran suya la letra de Mediterráneo. Esa unión entre los dos idiomas quedó plasmada en uno de los momentos más emocionantes de la gira El gusto es nuestro, de 1996, cuando Ana Belén y él interpretaron juntos precisamente Paraules d'amor, pero ella con una estrofa en catalán y él con la otra en castellano. Después de más de cinco años RTVE levanta el veto que pesaba sobre el Nano y el día 28 de marzo de 1974 emite el especial “A Su Aire” desde el barcelonés casino l’Aliança situado en el barrio del Poble Nou, consistente en un directo de una hora de actuación. A pesar del levantamiento del veto, la censura franquista seguirá siendo muy escrupulosa con la obra de Joan Manuel eliminando algunas estrofas del temas principal del single Edurne en el cual podemos escuchar a Serrat cantar en vasco o modificando el tema Conillet de vellut por insinuar un ménage à trois.

Durante los últimos coletazos de la dictadura
franquista, en plena gira por América, 11 militantes del FRAP y ETA, acusados por el asesinato de varios policías, fueron condenados a muerte y, en territorio mexicano, el cantautor catalán condenó al régimen franquista después de que ejecutaran a cinco de los militantes, mientras que a los seis restantes se les cambió la sentencia; Serrat se solidariza así con el presidente mexicano que había roto relaciones con España. El gobierno franquista dicta una orden de busca y captura contra él por lo que no puede regresar al país durante un largo tiempo y se vuelve a prohibir la difusión de sus temas. El exilio se acaba pasado un año cuando el Rey concede la amnistía. Apoyó después sin reservas la Constitución y el cambio que representó el PSOE, con su participación (junto a Miguel Ríos y Georges Moustaki) en el gran mitin de cierre de la campaña socialista de 1982 en una explanada de la Ciudad Universitaria de Madrid. Era una opción partidista, sí; pero también una forma de entender Catalunya en España. Si bien en España ya tendría la libertad que tanto había cantado esto no sucederá al otro lado del charco. Durante su gira por Latinoamérica es vetado en Chile por el gobierno de Gustavo Pinochet, y tampoco canta en Argentina como protesta por el régimen militar. Tras Antonio Machado y Miguel Hernández (del que lanzará un segundo álbum aprovechando el centenario del poeta oriolano), el siguiente escritor que musicaliza es al poeta uruguayo Mario Benedetti que colabora con el cantautor en la grabación del disco El Sur También Existe que tendrá un especial para RTVE con guión de Manuel Vázquez Montalbán y la colaboración especial del periodista Fernando García Tola. Abril de 1990 supone el regreso de Serrat a tierra chilenas tras casi dos décadas sin poder hacerlo. Son famosos sus conciertos en el Estadio Nacional y la televisión nacional emite un especial titulado “Por fin, Serrat” en el que se retransmite el primero de sus conciertos. En 1991 Serrat se pasa a la radio donde la idea principal era dedicar el programa de cada noche a los acontecimientos ocurridos durante un año en España, empezando en 1939 hasta terminar en el año 1990. Serrat se dedica a contar noticias de la época, pinchar temas y poner algunos antiguos anuncios publicitarios.


B
arcelonista confeso, seguramente uno de los momentos que más recordará el Nano es cuando en los actos conmemorativos del centenario de la fundación de su equipo, el F.C. Barcelona, canta el himno desde el césped del Camp Nou. Alternando ya con normalidad sus trabajos en catalán y castellano, unas leves dolencias cardíacas le hacen parar un tiempo y ponen el corazón en un puño a sus muchos seguidores. Tras su recuperación tendrá a su disposición, para grabar, una orquesta para sí solo que funcionará de compañía y de modo introductorio en todos los temas con el resultado de Serrat Sinfónico. Pero vuelve a entrar en quirófano ya que debe de ser intervenido de un cáncer de vejiga por lo que se toma otro largo descanso hasta su reaparición en “La Marató” de TV3 donde canta És quan dormo que hi veig clar acompañado sólo de su guitarra. Si se hubieran de elegir democráticamente las 100 mejores canciones compuestas en España, Serrat colocaría en esa lista no menos de 30 con toda seguridad. Todas muy distintas entre sí, lo que da idea de un talento y una creatividad sin parangón. Pero no se debe olvidar tampoco que, si hubiera que decidir democráticamente cuál es el lado correcto de la historia, quizás se acordaría que durante sus largos años de carrera Serrat siempre ha tomado las decisiones acertadas, se esté o no de acuerdo con él.

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1Hay mucha leyenda en cuanto a este tema ya que Serrat nunca ha dicho claramente lo que de verdad ocurrió. Según Ángel Casas en su libro de 1972 “45 revoluciones en España”, lo que realmente pasó fue que su representante de entonces, José María Lasso de la Vega, decidió hacer un intento para reconciliarse con el público catalanista que estaban perdiendo. Para ello quería lograr que Serrat cantara alguna estrofa en catalán. El representante pensó que la mejor manera de conseguir eso sería decir que el cantante exigía cantar toda la letra en catalán para, más tarde, y tras una supuesta negociación con las autoridades, llegar a un acuerdo que le permitiera al menos cantar el ansiado verso y contentar así a la audiencia. Cierto o no, el hecho es que el affaire eurovisivo hizo mucho daño a Serrat como él siempre ha reconocido. Pero como dice el dicho “lo que no te mata te hace más fuerte”. Y en el caso del Nano está claro que salió victorioso.

 

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