lunes, 30 de octubre de 2023

En la semana de Todos los Santos.



A los cuatro años Reginald Kenneth Dwight ya tocaba el piano, a los siete animaba las fiestas familiares, a los once consiguió una beca para formarse en la Royal Academy of Music y con quince años tenía trabajo como pianista en un pub. En 1964 fundó, junto con unos amigos, la banda Bluesology y construyó la denominación artística que utilizaría a partir de entonces: Elton John. A finales de los sesenta conoció al letrista y poeta Bernie Taupin, con quien escribió las canciones más exitosas y de mayor calidad de su extensa discografía. Durante una entrevista con Harry Smith de NBC, Elton John reveló que desearía no haber probado nunca las drogas. «Soy muy afortunado de haber sobrevivido a todo lo que he hecho», dijo. El artista británico habló sobre su adicción a la cocaína y cómo se salió de control a los pocos meses de probarla por primera vez. «Me gustó porque podía hablar», confesó John. «Era muy tímido, así que pensé: ‘Esta es la droga que me ha abierto. Puedo conversar, puedo ser locuaz'». Pero desde que se limpió, John se ha convertido en un gran defensor de la salud mental y ha utilizado su experiencia con la adicción para ofrecer consejos perspicaces a quienes también están luchando. «Haga de la recuperación su prioridad absoluta sobre todo lo demás». El cantante también alentó a las personas a no volver a su vida cotidiana tan rápido porque podría dificultar el proceso de recuperación. «No creo que todavía estaría sobrio hoy si no me hubiera tomado todo ese año libre y me hubiera metido en mi programa», agregó. El tema con el que se iniciaba el archifamoso Goobye, yellow brick road, «Funeral for a Friend / Love Lies Bleeding» son, en realidad, dos canciones unidas; la primera instrumental, con gran protagonismo de piano y sintetizador, algo así como la música que le gustaría escuchar a Elton John en su funeral; la segunda más rockera, con mucha presencia guitarrera y cambios continuos, y aunque pueda parecer increíble, es una suite progresiva -y muy buena- escondida en un excelente álbum, en el que también están presentes otros estilos musicales, desde la balada y el piano rock característicos de Elton John hasta el R&B, pasando por el reggae, el glam pop, el R&R, incluso algún ramalazo hardrockero. La canción trata sobre el dolor de un amor perdido, habla de cómo la ex pareja del cantante (¿Bernie Taupin?) se fue y ya no es parte de su vida. Él reflexiona sobre la tumultuosa relación que tuvieron y cómo ahora ha llegado a su fin con su guitarra incapaz de mantenerla allí. En última instancia, se queda con el dolor de su ausencia y el conocimiento de que su amor yace sangrando en sus manos. Elton John sigue siendo uno de los cantantes británicos más legendarios del mundo. El pianista tiene un talento innegable en las teclas y realmente nació para ser una estrella. Su tono relajante y letras cautivadoras dominaron la industria en la década de 1970, llevándolo al éxito mundial. A lo largo de su carrera de más de 50 años, John se ha llevado a casa cinco premios Grammy, dos Globos de Oro, dos Oscar y una gran cantidad de otros premios prestigiosos, según IMDb. Y, aunque ha dominado el mundo de la música durante más de cinco décadas, solo hay una cosa de la que se arrepiente, la cocaína.

 


 

sábado, 28 de octubre de 2023

Arte funerario (I) para Todos los Santos.


E
l escritor francés Henri-Marie Beyle, más conocido por el seudónimo de Stendhal, valorado por su agudo análisis de la psicología de sus personajes y por la concisión de su estilo (Rojo y negro, La cartuja de Parma,...), en 1817, escribió esto en su obra Rome, Naples et Florence sobre su viaje a Florencia, la capital de la toscana italiana: "Experimentaba una especie de éxtasis por la idea de estar en Florencia… Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Al salir del pórtico de Santa Croce (cuenta en el libro que totalmente impresionado frente a las tumbas de hombres tan importantes a lo largo de la historia como Maquiavelo, Galileo o Miguel Ángel, sumado a la belleza de la basílica), me asaltó una feroz palpitación del corazón (el mismo síntoma que, en Berlín, se denomina ataque de nervios); el manantial de la vida se secó dentro de mí, y caminaba con el temor constante de caer al suelo ". El síndrome fue descrito clínicamente como un trastorno psiquiátrico en 1979 observando a 106 pacientes, todos ellos turistas, que experimentaban mareos, palpitaciones, alucinaciones y despersonalización al contemplar obras de arte como las esculturas de Miguel Ángel y las pinturas de Botticelli, sufrían "ataques de pánico causados por el impacto psicológico de una gran obra maestra y de viajar pues ocurre generalmente 10 o 20 veces al año en ciertas personas que son muy sensibles [y] tal vez han estado esperando toda su vida para venir a la Toscana". Más allá de su incidencia clínica como enfermedad psicosomática, el síndrome de Stendhal se ha convertido en un referente de la reacción romántica ante la acumulación de belleza y la exuberancia del goce artístico. El problema que tienen muchos profesionales al describir el síndrome de Stendhal como un trastorno psiquiátrico propio es que sus síntomas son muy difíciles de diferenciar de los de afecciones más generales que comúnmente afectan a los turistas. En este sentido, el síndrome de Stendhal puede estar relacionado con el síndrome de Jerusalén, que hace que los visitantes de esa ciudad santa se derrumben en delirios psicóticos religiosos o mesiánicos o con el síndrome de París, que hace que los turistas sufran síntomas psiquiátricos agudos al descubrir que la capital francesa no cumple con sus altas expectativas irreales. Estar en Florencia es como estar en la Disneylandia del arte. Mejor los lugares vívidos, mejor caminar sin tener que abrirse camino entre la multitud. Esto no es exclusivo de Florencia y cada vez que suceden cosas como esta en Florencia, aparece en los periódicos, pero aunque se ve como un fenómeno florentino, lo mismo podría ser cierto en lugares sin salir de Italia como Venecia y Verona. El arte en su mayor parte, no es un peligro para la salud, sino un tónico para el cuerpo y el alma, en general, el arte es bueno para uno, bueno para el corazón y la mente.


Pero la belleza del arte también puede tener lo que se llama un lado oscuro que, en este caso y hoy, antevíspera del día de Todos los Santos, es el arte funerario que se inspira, en gran medida, en el de civilizaciones milenarias, como el Antiguo Egipto, Grecia o Roma. El arte de la muerte, escultura funeraria o arte cementerial no es muy popular por razones obvias. Sin embargo, eso no impide que muchos cementerios del mundo posean grandes obras de arte. El arte funerario es casi tan antiguo como el hombre y engloba las manifestaciones artísticas existentes en tumbas, túmulos, sepulturas etc. En ciertas ocasiones, sirve para llamar la atención sobre la mortalidad del ser humano. Otras veces, por el contrario, se convierte en un homenaje a las hazañas del difunto, en una especie de exhibición dinástica o en expresión de determinados valores culturales. Los hombres de Neanderthal ya practicaban ritos y elaboraban elementos, que se aproximaban a lo que hoy en día denominamos arte funerario. Se han hallado gran variedad de enterramientos y monumentos megalíticos de períodos prehistóricos, como los datados en el Neolítico o la Edad del Bronce: dólmenes, menhires o estelas funerarias son buenos ejemplos al respecto. Muchas creaciones artísticas de civilizaciones posteriores se basaron en esos conceptos (Pirámides de Egipto, Mausoleo de Halicarnaso, Guerreros de Terracota de la Tumba del Emperador Qin, el Taj Majal, etc.). El arte de la escultura siempre estuvo muy presente en los antiguos cementerios cristianos, representando el dolor y sufrimiento de los que quedaban vivos; muchos conjuntos escultóricos han sufrido las inclemencias de la intemperie o el olvido de los familiares, aun así son obras verdaderamente bellas. Mas llega un momento en el que la Iglesia les dice: “Vamos a relajarnos, porque os estáis pasando a la hora de poner símbolos profanos”. Y los panteones se vuelven más sobrios: representaciones de cosas neoclásicas; y como mucho, un símbolo de un ángel o algo que tenga que ver con la religión católica, cristiana, más que con las alegorías de cualquier escultor. Finis gloriae mundi, al menos en cuanto a ornamentación se refiere. Por cierto, ese símbolo, el del ángel, es universal para todos los camposantos, sean de la religión que sean porque la palabra ángel significa mensajero. Es la representación que busca siempre cualquier religión de la persona que nos lleve al más allá sin asustarnos demasiado. También hay símbolos funerarios comunes, como el tempus fugit, que es ese reloj alado, o las antorchas boca abajo: son símbolos universales. En la cultura clásica (griega y romana) la vida y la muerte tenían espacios claramente diferenciados. Las necrópolis se situaban fuera de las ciudades pero no lejos, en lugares de paso, a lo largo de las carreteras evitando el olvido de los antepasados y propiciando, a la vez, la seguridad de estos espacios sagrados . Ésta cierta lejanía evitaba el riesgo de contagio de enfermedades que podían emanar de estos lugares infectos. Este panorama se vio alterado con el cambio de mentalidad y de creencias; con la llegada del cristianismo surgía la necesidad de inhumación cerca de lugares sagrados o personajes santos. Así surgen las catacumbas, cavidades subterráneas en las cuales los cristianos perseguidos se hacían enterrar lejos de las necrópolis paganas y hasta el siglo XIX, era normal enterrar a la gente que moría en las ciudades en el patio de las iglesias; cuando el crecimiento de las ciudades industriales europeas se disparó, demasiados cuerpos comenzaron a ser apiñados en unos patios que ya estaban repletos. Esto contaminó fuentes de agua y dio pie a epidemias de cólera que arrasaron las ciudades.


A principios del siglo XIX, los cementerios se convierten en verdaderas residencias para que los muertos pudieran seguir en la memoria colectiva con el esplendor que tuvieron en vida. Para mostrar esta riqueza vital, algunas de las sepulturas de las personas ricas enterradas en el cementerio se convirtieron en espacios artísticos, la evolución de los cementerios, va a propiciar que en algunos camposantos un renacimiento del arte funerario en monumentos que cobran una gran relevancia artística. Como atributo para resaltar la permanencia de las personas o incluso las familias que en vida hicieron fortuna las tumbas se convierten en un escaparate de la riqueza acumulada en vida, a la monumentalidad de la opulencia. Cuando se crean los cementerios a finales del siglo XVIII, se conciben como recintos para el recuerdo de las personas fallecidas en la comunidad y se organizan en tumbas, panteones, criptas, nichos, y desde principios del siglo XIX hasta bien entrado el primer tercio del siglo XX los monumentos mortuorios tomarán un notable auge en casi todos los países europeos, España incluida. Las sepulturas de todo tipo y tamaño, nichos incluidos y en general los cementerios como recintos se conciben como una réplica de las ciudades de los vivos, los cementerios se convierten en un escaparate de la riqueza adquirida tanto por personas individuales como familias enteras o de su influencia socio económica o cultural. Así, hace unos dos siglos, nació el llamado arte o escultura funeraria en el que la imaginación y la monumentalidad de algunos de los grupos escultóricos que adornan las diferentes sepulturas en los cementerios toman hoy una gran relevancia. Aunque los artistas que esculpían para los cementerios trabajaran por encargo, este colectivo creó en toda Europa verdaderas obras de arte (en un cementerio se puede encontrar belleza y arte, mucho arte, principalmente, grandes obras escultóricas, hechas por las mismas personas que podemos encontrar dentro de los museos, como, por ejemplo, Mariano Benlliure, autor de numerosas estatuas ubicadas en Madrid y con una faceta de escultor funerario menos conocida pero igual de brillante); hoy en día este arte funerario, en su mayoría de tinte neoclásico, ha sido revalorizado gracias al interés de un “turismo” particular. Estos lugares sagrados, que han llegado hasta nosotros, no sirven tan solo para el estudio de la muerte sino también para el de la vida, ya que suponen la expresión de un momento histórico, como ejemplo las pirámides de Egipto, las catacumbas, los sarcófagos, las capillas funerarias o los cementerios contemporáneos, huellas del paso hacia la muerte pero, eso sí, producto de muy diferentes creencias o intenciones.


También encontramos literatura (¿qué otra cosa son, si no, las antiguas oraciones griegas o romanas, los epitafios? En el cementerio de Ávila se encuentra una singular lápida con un epitafio donde reza lo siguiente: “A hombros o en un carrito / lleno de flores llegamos. / Con cínicas alabanzas nos despiden / pero ya no nos importa / porque no escuchamos. / Más os decimos con esperanza / que al final de este viaje / os esperamos”). Y silencio, que a veces puede ser más hermoso que la palabra. Y naturaleza. Tanto es así que estos lugares, al menos en Europa, fueron concebidos como enormes parques en los que pasear. Ocurre que este miedo humano y atávico a la muerte nos ha hecho desviar el foco y pasar por alto el arte. A las lápidas y mausoleos se trasladan también las corrientes artísticas del momento. Aunque quizá su época de esplendor sea el siglo XIX, que fue el momento de ensalzamiento de la muerte y es el mejor siglo para los cementerios porque luego ya, sobre todo en España, a partir de 1936, les devolvemos la muerte a estos espacios. Ya no son lugares de paseo, son sitios donde matamos y enterramos de mala manera. Vuelven a ser espacios de tristeza. Todo lo que habíamos adelantado en el siglo anterior lo perdemos en ese momento. Pero algo llama la atención entre tanta pompa y tanto artificio en los cementerios decimonónicos cristianos y católicos. ¿Dónde queda aquello de huir de la «vanidad de vanidades» y la afirmación de que la muerte nos iguala? Y efectivamente, ahí es donde te das cuenta de que la muerte no nos iguala a todos, ni de coña. Pero esto no siempre fue así. Antes, mucho antes, los cementerios solo hablaban de muerte. Lápidas sencillas y con alguna calavera o guadaña era lo que predominaba pero, a partir de la mitad del siglo XIX y de las modas francesas —porque todo esto lo tomamos de los franceses—, más que recordar a los difuntos, recordamos el “Yo estuve aquí e hice esto”. Cuanto más grande sea tu sepultura más tiempo te van a estar recordando. Y es cuando empiezan los panteones a lo grande. Valga como ejemplo la tumba parisina del bailarín Rudolf Nuréyev: aunque ahora sea toda una atracción visitarla, su entierro ocurrió con las mayores restricciones por parte de la policía. Más de un millar de personas, entre fans y bailarines llegados de todo el mundo querían despedirse del artista sin saber que allí, en la misma tumba, encontrarían la obra de otro gran y desconocido artista que, ésta sí, será eterna para albergar a la que fue leyenda del ballet: Rudolf Nuréyev.


Además de arte, los cementerios guardan historia e historias, algunas sorprendentes; son como libros abiertos de lo que ha pasado en ese país, en esa ciudad: de las epidemias sufridas, de la salud y longevidad de sus habitantes, e incluso de migraciones, algo que se puede observar en pequeños cementerios a través de los apellidos familiares y cómo han pasado de unos pueblos a otros. España es un país sin cultura artística funeraria. Además, el vertiginoso incremento de las incineraciones, la crisis o el auge de las tiendas on line relacionadas ha puesto contra las cuerdas al sector. No obstante, éste se reforzará nuevamente y de hecho, no son pocos los cementerios que comienzan a construir columbarios (nichos para cenizas), dada la creciente demanda de este servicio. En definitiva, el arte funerario es un elemento consustancial a los seres humanos. Forma parte de nuestras vidas y, ¡como no!, resultará fundamental en nuestras muertes. Se trata de una disciplina artística compleja, que exige destreza, precisión y mucha sensibilidad por parte de los artesanos (del granito, generalmente). La esperanza de una vida mejor tras la muerte, la honra a los fallecidos y el arte como intento por perpetuar la existencia continúan vigentes en la actualidad, como ocurría hace miles de años. Hoy, visitar un cementerio moderno ha perdido todo el “encanto”: los problemas de espacio, especialmente en las grandes ciudades, han acabado con las sepulturas en tierra y la belleza de las lápidas y, además, la llegada de las aseguradoras y sus catálogos han eliminado la originalidad.


 

jueves, 26 de octubre de 2023

Malo entre los malos...


 

https://youtu.be/16y1AkoZkmQ?si=7gyo7IN7yvKp_dFj


Vivió cierto hombre en Rusia hace mucho tiempo, era grande y fuerte, tenía en sus ojos un resplandor llameante. La mayoría de la gente lo miraba con terror y miedo”. Las líneas con las que comienza la vibrante canción disco de Boney M., “Rasputin”, hacen referencia al polémico personaje ruso, ese milagrero influyente que guió de forma caprichosa al zar Nicolás II llevándolo a la ruina junto con su imperio. Rasputín gozó de su poder a comienzos del siglo XX y Bobby Farrell, líder del grupo de música disco, fue amo y señor de la pista en la década de los setenta del pasado siglo. El 30 de diciembre de 2010, los medios del mundo anunciaban que el cantante había sido hallado muerto en la habitación de un hotel en San Petersburgo, Rusia. El artista tenía 61 años, había nacido en la isla caribeña de Aruba, pero las vueltas de la vida lo llevaron a despedirse del mundo en el país al que le había cantado tantas veces. ¿Una paradoja del destino? ¿Una coincidencia fatal?. El líder de Boney M. bailaba muy bien, era atlético, le gustaba andar semidesnudo. En los 70 se convirtió en un galán exótico, aunque cantar se le daba pasable. Había nacido bajo el nombre de Roberto Alfonso Farrell y cuando cumplió 15 años se enroló en la Marina; su espíritu aventurero lo llevó a vivir un tiempo en Noruega, en Holanda y al final terminó haciendo base en Alemania, donde descubrió que podía dejar de ser un simple marinero para convertirse en un llamativo DJ. La música empezaba a formar parte de su vida y las discotecas se convertían en su hábitat natural. Antes de consagrarse como el creador del engendro del marketing musical que fue Milli Vanilli en los 80, el productor Frank Farian inició una búsqueda de actores que hicieran playback para llevarlos a la televisión. Farian reclutó entonces a Farrell, a las cantantes jamaicanas Liz Mitchell y Marcia Barrett y a la ex modelo Maizie Williams. Farrell se dedicaba, sobre todo, a bailar y contonearse, igual que Williams. Las voces grabadas pertenecían en su mayoría a Farian, a Mitchell y a Barrett. Lo que empezó como una idea y a ver qué pasa, funcionó. Las canciones eran muy bailables y el aspecto de los cuatro era magnético, con sus peinados estilo afro y unas prendas de vestir dignas de una comedia musical. Boney M. tuvo un éxito arrollador: “Rasputin” fue uno de los hits que acompañaron su factoría de éxitos, a los que siguieron “Ma Baker”, “Belfast”, “Brown Girl In The Ring” y “Gotta Go Home”, entre muchos otros. Con el cambio de década, los ánimos se caldearon y Farrell empezó a pensar en la posibilidad de una carrera solista (que jamás se iba a concretar), se fue a Holanda a vivir en los suburbios de un barrio obrero de Rotterdam; el hombre que había sido un símbolo sexual durante la década anterior, logró casarse, tuvo dos hijos e intentó establecerse como un padre de familia normal, pero su carácter irascible fue más fuerte. En 1994 fue acusado de intentar prender fuego a su esposa Jasmina después de bañarla en combustible, el tribunal falló en su contra y lo condenó a unos cuantos años de prisión, durante los cuales, obviamente, desapareció de la vida pública. Tanto Bobby Farrell como Rasputín se caracterizaron por ser personajes oscuros, que consiguieron fama y poder gracias a la mentira y el engaño. El ruso no curaba, el caribeño no cantaba. Así y todo, sobrevivieron a la Historia y al tiempo, el primero gracias a las nuevas tecnologías, los vídeos y sus coreografías que duran segundos. La música de la canción arranca con las balalaicas y la percusión a todo trapo que da paso a la típica de disco con los sintetizadores también a todo trapo, el bajo poderoso y la guitarra que darán paso al duelo de voces entre la grave del cantante y las agudas de las chicas, que convergen en el mítico Ra Ra Rasputin.

 

miércoles, 25 de octubre de 2023

¿Música endemoniada?



N
iccolò Paganini nació en 1782 en el corazón de Génova hijo de un comerciante con poco éxito que encontró en la mandolina una forma de aumentar sus ingresos y ése fue el instrumento que Niccolò empezó a tocar con tan solo 5 años, con un oído excepcional y habilidad innata para la música, aunque a medida que crecía se dio cuenta de su verdadera pasión: el violín pese a que también se familiarizó con la viola y, más adelante, con la guitarra. A pesar de su destreza en la guitarra, Paganini nunca se sintió cómodo tocándola en conciertos, y solo la tocaba en reuniones íntimas. Como le pasaba a Aznar con el catalán. Paganini, aparte de su fama como mujeriego y jugador, nació con unas características físicas únicas que le otorgaban una ventaja adicional, poseía una envergadura desmesurada para su altura, dedos largos y flexibles, y la capacidad de doblar el pulgar hasta el dorso de la mano. Estas características le permitían hacer acrobacias con el violín inalcanzables para otros. Ejecutaba especialmente bien el violín “Il Cannone” construido en 1743 por Guarneri. Era capaz de tocarlo con tres, dos e incluso una sola cuerda, logrando que pareciera que sonaban varios violines a la vez. Como curiosidad, debido a su fuerte sonido y reverberación, este violín llegó a ser conocido como Il Cannone Guarneri (“El cañón de Guarneri “). Según los registros, porque no se tiene ninguna grabación del compositor, Paganini fue capaz de perfeccionar la técnica del “pizzicato a la mano izquierda” y la “doble armonía”, dos técnicas que solo se volvieron comunes en la interpretación del violín décadas después. La maestría de Paganini con el violín generó rumores de que había hecho un pacto con el diablo por sus habilidades, impulsados por un encuentro en el que alguien afirmó haberlo visto junto al diablo. Otros creían que estaba envuelto en el misterio y lo relacionaban con los espíritus de los muertos, debido a su aspecto físico delgado, facciones angulosas y su predilección por vestir de negro. Paganini aprovechó su imagen misteriosa para aumentar su fama, alimentando las especulaciones de que había vendido su alma al diablo por su prodigiosa habilidad musical. No hizo nada por disipar estos rumores, lo que agregó a su aura mística y atrajo a más personas a sus conciertos. Si la gente quería creer que era amigo del diablo, que así fuera. Quizás esto contribuyó a llenar los teatros con curiosos que buscaban ver si tenía alguna conexión directa con el mundo musical infernal. Además, se sabe que tuvo varios romances a lo largo de su vida, y uno de ellos resultó en el nacimiento de su hijo Aquiles. A pesar de su estrellato y genialidad, la vida de Paganini no estuvo exenta de dificultades. Luchó contra la mala salud durante la mayor parte de su vida, se cree que fue adicto al mercurio, utilizado como tratamiento en esa época, lo que le causó graves problemas de salud, incluyendo temblores y una pérdida progresiva de la voz. Además, aunque no se ha confirmado, también se cree que tenía el Síndrome de Ehlers-Danlos, una condición genética que causaba hiperflexibilidad en sus articulaciones y le permitía realizar proezas casi acrobáticas en el violín. Además, sufría de la enfermedad de Marfan, que se caracteriza por la extrema longitud y delgadez de los miembros, lo que podría explicar su excepcional envergadura en el violín. Falleció con 57 años y, debido a los rumores de su pacto con el diablo, su cuerpo pasó varios años sin ser sepultado debido a la oposición de la Iglesia Católica. Finalmente, sus restos fueron embalsamados y guardados en el sótano de una casa en Niza. Posteriormente, fue enterrado en un cementerio en Parma, pero luego se autorizó el traslado de sus restos a Génova, donde finalmente fue sepultado. El genio de Paganini sigue resonando en la música clásica. Su influencia se extiende más allá de la música y su vida continúa siendo objeto de fascinación, con numerosos libros y películas que relatan su historia. Como dice el viejo refrán, su música era tan hermosa que “incluso el diablo quería ser amigo suyo”. Su influencia puede sentirse en cada nota tocada por los violinistas contemporáneos. Como bien dijo Robert Schumann: “Después de Paganini, ¿qué queda por hacer?" Muchas son las obras que el gran Paganini compuso tanto para violín como para otros instrumentos. Una de ellas es la de 24 caprichos para violín y de la que hoy recordamos el nº24.


 

lunes, 23 de octubre de 2023

La historia reciente en un casi-himno.



En 1972, apenas tres años antes del fallecimiento del dictador Francisco Franco, un puñado de músicos radicados en Huelva liderados por Ángel Corpa formaron un grupo de música folk al que denominaron Jarcha, siguiendo en ello una tendencia de entonces, pues el cansancio generalizado por las prohibiciones, restricciones, muertes y castigos que conllevó el régimen franquista generó que a principios de los 70 surgieran varios grupos musicales que ayudarían a teñir aquel ambiente gris con colores vivos y alegres. En opinión de Ángel Corpa, uno de los fundadores de esta banda, su argumentario musical habría de sostenerse en tres pilares fundamentales: “la búsqueda, rescate y divulgación de canciones tradicionales principalmente de Andalucía, la creación de propias canciones, la mayoría de las veces de amplio contenido social y la transformación de una serie de poemas de autores como Miguel Hernández, Blas de Otero, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Eduardo A. Heyer, y muchos más”. Pese a su dilatada trayectoria profesional, la mayor parte de los españoles se acuerdan de Jarcha por la canción “Libertad sin ira”, un tema con esa letra tan recordada, que habla de libertad, concordia y paz. El tema fue incluido en el Lp del mismo título, publicado en 1976, que recomendamos en su totalidad; y, tras algún titubeo censor y algún malentendido por parte de los responsables de Televisión Española (durante meses, Jarcha vivió situaciones surrealistas como que en Madrid la gente se quedaba en la calle porque los locales donde actuaban estaban repletos, mientras que en otras provincias eran vetados; en la radio a veces se les podía escuchar y un día después eran considerados unos proscritos y en más de una ocasión se les confundió con el grupo Vino Tinto, que habían editado Habla pueblo habla), la canción comenzó a ganar popularidad durante el Proyecto de Ley para la Reforma Política (15/12/1976) (aunque el tema oficial de aquel evento fue otro tema folk: “Habla, pueblo, habla”). Y, durante las primeras elecciones generales de junio de 1977, se convirtió en la banda sonora de aquellos comicios. De los más niños a los más ancianos, todo el mundo conoce y ha tarareado en alguna ocasión este popero himno parahippie. Sus notas han corrido invariablemente ligadas a las imágenes más arquetípicas del relato épico de la heroica conquista de la democracia en España. «Libertad sin ira» colonizaba machaconamente desde la televisión y la radio las mentes de los expectantes ciudadanos españoles. Un toque sentido y un estribillo pegadizo bastaban para inocular un mensaje llamado a desactivar la memoria del genocidio y la represión franquista. “Libertad sin ira” es una de las canciones emblemáticas de la Transición española que, a lo largo de su existencia, ha presenciado “discursos y prácticas contrapuestas vinculadas a destacados acontecimientos políticos y sociales”, en los que abundan las reapropiaciones musicales y la instrumentación política de la canción desde postulados ideológicos, en ocasiones, contrapuestos. Fue tal su calado emocional e histórico que volvió a convertirse en otro canto a la esperanza y el buen entendimiento durante las manifestaciones originadas en contra del secuestro y posterior asesinato a manos de ETA del ex concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Jarcha fue el grupo del momento. Sin embargo, el propio Ángel Corpa manifestó su repulsa pública por el uso del tema en la manifestación que convocó Vox en todo el país para pedir la dimisión de Pedro Sánchez. Fue una especie de himno para que todas aquellas voces reprimidas canalizaran toda su rabia contenida y, a pesar de la censura previa que padeció, nada más lanzarse comercialmente consiguió posicionarse durante cinco semanas consecutivas como la más vendida en España.

 





sábado, 21 de octubre de 2023

Todos iguales... pero unos más iguales que otros.


Suele pensarse que los Derechos Humanos son una invención moderna occidental, pero lo cierto es que poseen una historia con numerosos antecedentes antiguos y medievales. Por eso existe cierto margen de debate respecto a su origen histórico. Sin embargo, nadie duda que fue en Occidente en donde surgió la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en donde,
ya antes, comenzó a jugar un papel importante en la filosofía política, a partir de la Edad Moderna. Muy antiguamente, los individuos tenían derechos sólo por pertenecer a un grupo, como una familia o clase social. El primer caso es el del Código de Hammurabi del siglo XVIII a. C., surgido en Babilonia durante el reinado de Hammurabi, en el que figuraban los delitos posibles y su forma de castigarse. Así, el pueblo babilónico podía ejercer una justicia imparcial, justa, ajena a los caprichos del monarca, y en el año 539 a. C., Ciro el grande, rey de Persia, tras conquistar la ciudad de Babilonia, hizo algo totalmente inesperado: liberó a todos los esclavos y les permitió volver a casa; aún más, declaró que la gente tenía derecho a escoger su propia religión. El cilindro de Ciro, una tablilla de arcilla con estas proclamaciones inscritas, se considera la primera declaración de derechos humanos en la historia, cuya idea se difundió rápidamente hasta India, Grecia y finalmente Roma. La noción de derechos humanos es, pues, bastante antigua. Los orígenes de los mismos los podemos encontrar en diferentes referentes. Al respecto, la mayoría de autores nos remiten a los hebreos o a la Grecia clásica, donde se hablaba ya de leyes no escritas y de ley natural. En el Derecho Romano se hablaba de la existencia de ciertos derechos naturales del hombre. Además, aunque la Edad Media no fue época favorable a la idea de los derechos humanos, vale la pena resaltar la labor de personajes como Santo Tomás de Aquino que, influenciado por la filosofía aristotélica, consideraba la ley natural como derivada de la razón. Pero eso empezó a cambiar en Occidente gracias al auge de la religión cristiana, cuyo dogma profesaba la igualdad ante los ojos de Dios, pues al final de la vida todos tendríamos que ser juzgados con la misma vara, sin importar nuestro origen, sino únicamente nuestros actos. Este nuevo modo de comprender a la sociedad fue clave para que siglos después pudieran surgir los Derechos Humanos fundamentales, ya que el cristianismo profesaba el perdón incluso por aquellos que fueran nuestros enemigos pese a que la Edad Media, durante la cual el cristianismo y su iglesia imperaron sobre Europa, no fue precisamente la era más respetuosa de los derechos humanos de la historia humana (la quema de brujas, la persecución de la herejía y muchos otros cruentos episodios así lo atestiguan). Sin embargo, en esa época hubo iniciativas importantes en otras latitudes, como fue la Carta de Mandén (el Kukuran Fuga) del Imperio de Malí (1235-1670), que contemplaba las leyes de esta nación africana, y en la que se plasmaba ya en 1222 una idea de “dignidad humana” similar a la que hoy asociamos con los Derechos Humanos, al tiempo que pensadores occidentales como Guillermo de Ockham (1288-1349) defendían el concepto de “derecho subjetivo”, lo cual allanó el camino para el resurgimiento del “derecho natural” en Occidente con el Renacimiento.


De forma muy rápida, l
os hitos más importantes en esa materia entre nosotros incluyeron:

- La Carta Magna de 1215 del monarca inglés Juan “sin tierra”, que dio a la gente nuevos derechos e hizo que el rey estuviera sujeto a la ley.

- La también inglesa Petición de Derechos de 1628, que estableció los derechos o garantías de la gente que no pueden ser vulneradas por nadie, ni siquiera por el Rey.

- La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776, que proclamaba el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

- La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, un documento de Francia que establecía que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.

- La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 de la ONU, el primer documento que proclama los 30 derechos a los que todo ser humano tiene derecho (valga la redundancia). El propósito establecido de la ONU es traer paz a todas las naciones del mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial, un comité de individuos encabezado por la Sra. Eleonor Roosevelt, esposa del Presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, escribió un documento especial que “declara” los derechos que todos en el mundo entero deben tener: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hoy en día son 192 los estados miembros de las ONU, todos los cuales han firmado de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Sea como sea los Derechos comienzan , según la propia ONU, “En los lugares pequeños, cerca de casa; tan cerca y tan pequeños que no pueden verse en los mapas del mundo. Sin embargo, son el mundo de la persona individual; el vecindario donde vive; la escuela o universidad donde estudia; la fábrica, granja u oficina donde trabaja. Tales son los lugares donde cada hombre, mujer y niño busca igualdad de justicia, igualdad de oportunidades, igualdad de dignidad sin discriminación. A menos que estos derechos signifiquen algo ahí, tendrán poco significado en ningún otro sitio. Sin una acción ciudadana coordinada para hacerlos cumplir cerca de casa, buscaríamos en vano el progreso en el mundo más grande”. Estos numerosos acuerdos en materia de Derechos Humanos, por desgracia, no impidieron ni impiden que se sigan violentando los derechos fundamentales de la humanidad. Sin embargo, hoy son entendidos como universales (sin discriminación alguna por ningún tipo de criterio social, político, étnico o religioso), inalienables e irrenunciables, es decir, comunes a cualquier ser humano en cualquier lugar del mundo. Es cierto que por primera vez en la historia el concepto de dignidad humana tiene quien lo defienda y, además, es importante que hoy la violación a los Derechos Humanos de una persona es tenida como un delito punible en cualquier lugar del planeta y que no prescribe sin importar cuánto tiempo haya pasado.


¿Todos iguales?
Aquí se cumple esa frase atribuida a Juan de Mairena, uno de los “otro yo” de Antonio Machado, que decía que “las cosas son como son hasta que dejan de serlo”. El respeto de determinados valores que informan lo que hoy definimos como derechos humanos se fue inculcando por medio de las distintas religiones que a través de la historia se fueron estableciendo, a pesar que las mismas no lograron la igualdad de todos los seres humanos a la que aspiran. En la Declaración que conocemos, los artículos 1 y 2 con los que empieza, vienen a decir que todos hemos nacido libres e iguales, que todos tenemos nuestras propias ideas y pensamientos y que todos deberíamos ser tratados de la misma manera. Que estos derechos pertenecen a todos, sin importar las diferencias…. salvo que alguien venga de un territorio en conflicto, luche por un futuro mejor, siempre sin blanca (si se tienen los bolsillos llenos, se tienen también todos los derechos), o zarandajas así. Y eso ha sido así a lo largo de los tiempos, con leyes de ida y vuelta, sin tener en cuenta a las personas. Un ejemplo: las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía se establecieron a iniciativa del gobierno ilustrado de Carlos III1 en varios desiertos poblacionales del sur de la Península Ibérica entre 1767 y 1769. Estas nuevas colonias, por su discontinuidad territorial, se dividieron en dos partidos administrativos, el de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, localizadas en la Sierra Morena jiennense y con capital en La Carolina (La Carolina, Navas de Tolosa, Carboneros, Guarromán, Rumblar, Santa Elena, Aldeaquemada, Arquillos y Montizón); y el de las Nuevas Poblaciones de Andalucía, establecidas sobre distintos puntos cercanos al camino real que unía Madrid con Cádiz en el límite entre los reinos de Córdoba y Sevilla, y cuya capital era La Carlota (La Carlota, La Luisiana, Fuente Palmera y San Sebastián de los Ballesteros). En cualquier caso, ambas conformaban una única realidad jurisdiccional. Hay que decir que por aquellos años también se fundaron las poblaciones de Armajal y Prado del Rey, en terrenos que habían pertenecido al Concejo de Sevilla, con habitantes, no provinentes del extranjero, sino de la sierra de Grazalema y de la serranía de Ronda. Ambas terminaron conformando el municipio de Prado del Rey (Cádiz) y también en la misma provincia se creó la población de Algar. Estas poblaciones no se beneficiaron del fuero de 1767. Volviendo a las que nos ocupan, para facilitar su establecimiento, y alcanzar los objetivos que con su fundación se pretendían, fueron dotadas de un régimen foral especial que, salvo la etapa napoleónica y los periodos constitucionales, estuvo vigente hasta marzo de 1835; un sistema de gobierno que les permitió constituir una superintendencia con jurisdicción independiente del resto de las de la monarquía. Es decir, aunque la mayor parte de la historiografía olvide consignarlo, las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía constituyeron durante el último periodo de la Edad Moderna la “quinta” provincia andaluza; al mismo nivel político-administrativo que los reinos-intendencias de Córdoba, Jaén, Sevilla (conformada por las actuales Sevilla, Cádiz y Huelva) y Granada (integrada por Granada, Málaga y Almería). El Fuero de 5 de julio de 1767 actuó como norma básica durante esas casi siete décadas.


Ese documento, con importantes iniciativas de mejora para la población llegada, todo hay que decirlo, y con medidas de tipo político impensables para la época pero con suculentos beneficios comparativos (subvenciones se llamarían hoy) a los colonos, causó en su día grandes protestas, hoy olvidadas, y radical rechazo de propietarios de terrenos colindantes que seguían sometidos al antiguo régimen. No es objetivo de estas líneas, por supuesto, desmenuzar jurídicamente un documento ya bastante controvertido (y anterior por pocos años a la Constitución de Estados Unidos o a la Declaración de la Revolución francesa) sino el tomarlo de ejemplo y reflexión sobre la volubilidad de las normas, que bailan al son de los vaivenes políticos sin importar si son beneficiosas o no para la ciudadanía, y el Fuero no podía ser menos, pues su vigencia no estuvo exenta de esos vaivenes políticos del primer tercio del siglo XlX, lo que no justifica que hoy, pasados más de 250 años de su promulgación, se le siga manteniendo en un pedestal siendo como era, y así consta en los documentos, un régimen foral privilegiado. Las nuevas poblaciones se crearon con una idea nueva de colonización, no se trata de una conquista política, de un establecimiento de personas que fijan la pertenencia de un territorio, aquí la idea Ilustrada de prosperidad es lo que guía la colonización pues suponen un enriquecimiento del reino al explotar lo que antes no estaba explotado, al proteger los caminos que antes estaban desprotegidos, al aumentar la población, símbolo de riqueza, y al promover que los bienes y servicios pueden moverse con mayor seguridad ya que desaparece el desierto y el territorio pasa a estar vigilado. Primero fue Sierra Morena y luego las poblaciones de Andalucía, cercanas a Sevilla, una zona también desértica con unas duras condiciones climáticas. Y ¿qué decir de los colonos? Que vienen de fuera, del centro de Europa, que habían sufrido la guerra de los siete años, y el azote de la pobreza y las enfermedades que produjo. El único futuro era emigrar (como los refugiados hoy, vamos, y como nos dice la Historia que ha sucedido en todos los países, olvidando las palabras del profesor de filosofía en la Universidade Católica Portuguesa Manuel Antunes da Cunha: “la emigración es siempre una historia individual y una aventura colectiva, fuente de reminiscencias familiares. A su paso aparecen heridas abiertas, trayectorias de superación y legados intergeneracionales. No hay nadie que no tenga un pariente, amigo o conocido, más cercano o lejano, que no haya recorrido los caminos de la diáspora”). El traslado de 6000 personas no era algo baladí, suponía un esfuerzo de organización grande aunque se prefería a extranjeros para no caer en los vicios tradicionales en una sociedad con nuevas instituciones, nuevas normas y personas nuevas, no contaminadas por los modelos de vida de la zona, ancestrales. Toda la historia de la colonización, las vicisitudes del traslado, del asentamiento, cómo se fueron desarrollando los primeros años, las enfermedades que azotaron a los colonos, los problemas con los pueblos vecinos, hasta la caída en desgracia del Intendente Olavide, está perfectamente documentado. Tenemos estudiosos antropólogos como Julio Caro Baroja, innumerables estudios de como las tradiciones que trajeron aquellos alemanes aún perviven en estas poblaciones. Como nota anecdótica (o no hoy) de estas nuevas poblaciones, la Alemania nazi intentó ver en los pobladores de estas colonias una prueba más de la superioridad de la raza aria, se hicieron entrevistas y estudios, si bien los descendientes de aquellos alemanes ya poseían la guasa típica andaluza con la que se burlaron de esos locos estudiosos de la superioridad.

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1El 2 de abril de 1767, Carlos III promulgaba una real cédula, por la que aprobaba la llegada a la península ibérica de seis mil colonos flamencos y alemanes con el fin de proceder a una repoblación de sus territorios. Unos meses más tarde, el 5 de julio, una nueva real cédula determinó con exactitud el espacio a repoblar: “todos los que se hallen yermos en la Sierra Morena, señaladamente en términos de Espiel, Hornachuelos, Fuenteovejuna, Alanis, el Santuario de la Cabeza, la Peñuela, la Aldeguela, la Dehesa de Martinmalo con todos los términos inmediatos, y generalmente donde quiera que en el ámbito de la Sierra y sus faldas, juzgare el Superintendente por conveniente situar los nuevos Pueblos”. Se abrió, así, un proceso de colonización, no solo con el mero objetivo de ocupar tierras despobladas, sino de lograr el fomento de la agricultura y la industria, por expresa voluntad del gobierno ilustrado.

 

jueves, 19 de octubre de 2023

El encanto de dominar (o no) los idiomas.



Yo entiendo que haya muchas personas a las que la vida les parezca una agonía sin fin, para las que cada mañana sólo sea la antesala de un día más para ver la mezquindad y la miseria sin una opción clara de salida, en la que hace mucho tiempo que han olvidado que una vez tuvieron sueños y no pesadillas, porque no sólo hay que ir a los noticieros sino sólo salir a la calle para darse cuenta del mucho dolor del que estamos rodeados. Yo también he tenido mi ración de desesperación, incomprensión, y derrota, pero he tenido la fortuna de tener una familia con la que siempre he podido contar y que me ha recordado que con tan sólo una chispa de luz la oscuridad desaparece. Y, pasando a otra cosa, cuando escucho a un anglosajón intentando hablar en castellano y veo las dificultades que tienen con nuestras vocales tan marcadas, las jotas poderosas, las erres que raspan y no digamos nuestra querida eñe, me echo a temblar por cómo les sonaremos a ellos cuando tratamos de chapurrear las cuatro nociones que tenemos de inglés. Pero hay ocasiones en que esa imperfección crea joyas llenas de dulzura que te hacen cerrar los ojos y soñar, que es lo que me ocurre con esta versión que hizo ese genio que fue Nat “King” Cole. Nathaniel Adams Coles (con "s" final), más conocido como Nat “King” Cole (1919-1965), fue un pianista y cantante de jazz y canción melódica nacido en Montgomery (Alabama -EE.UU.-), aunque su familia se trasladó a Chicago (Illinois) cuando él tenía cuatro años. Comenzó su carrera musical a los quince años, primero con su hermano Eddie y después con el grupo que acabaron llamando King Cole Trio (Oscar Moore -guitarra-, Wesley Prince -bajo- y Nat “King” Cole -piano-), actuando en locales y participando en programas de radio. Aunque al principio era conocido como pianista de jazz, acabó convirtiéndose en cantante melódico y de baladas, sobre todo a partir de su éxito “Mona Lisa”, grabó algunos discos en español, a pesar de que no hablaba nuestro idioma, lo que le dio una enorme popularidad en España y Latinoamérica. Miembro de la masonería, activista del movimiento de derechos civiles (como la mayoría de los artistas de raza negra que desarrollaron su carrera en Estados Unidos en esa época, tuvo que enfrentarse a los prejuicios y ataques raciales, lo que le llevó a convertirse en una figura más de la lucha contra las desigualdades y la segregación, presente especialmente en los estados del sur. Algunos de los desagradables altercados que tuvo que afrontar fueron desde ataques físicos en un concierto en Alabama por parte de miembros de un Consejo de ciudadanos blancos, hasta la quema de una cruz enfrente de su casa en Los Ángeles que hizo el Ku Klux Klan) y simpatizante de John F. Kennedy, Nat “King” Cole falleció a los cuarenta y cinco años, víctima de un cáncer de pulmón. La aventura en nuestro idioma llegó tras grabar en La Habana y en México los temas que conformarían su disco Cole Español, los cuales se hicieron muy populares en los países hispanoamericanos, lo que le hizo ser muy demandado en estos territorios, con múltiples seguidores que querían escuchar cómo entonaba las canciones que todo el mundo conocía. Eso mismo ocurrió en Venezuela, país en el que le pidieron que cantara un tema típico del país, y de esa petición surgió una de sus interpretaciones más memorables:el vals venezolano Ansiedad, canción que Cole se aprendió de memoria ya que, como hemos apuntado, no tenía facilidad para los idiomas y no sabía hablar nada del nuestro.



 

miércoles, 18 de octubre de 2023

Lo relevante es vivir.



Mucho se ha hablado de la sordera de
algunos grandes compositores como Beethoven o Smetana, pero no son los únicos músicos que tuvieron desgracias. El compositor alemán nacionalizado inglés Georg Friedrich Händel o Haendel (1685-1759), al que ya hemos tenido en estas líneas, sufrió a los 52 años un ataque de apoplejía que le paralizó la mano izquierda. Sin embargo, siguió componiendo hasta su muerte, ocurrida veintidós años después, y en agosto de 1750, mientras viajaba en carruaje a Londres de regreso desde Alemania, sufrió un accidente y resultó herido; tiempo después comenzó a tener problemas de visión en un ojo debido a una catarata, que fue operada pero la operación no mejoró su vista, sino que posiblemente la empeoró. Al año siguiente se quedó completamente ciego. Georg Friedrich Händel es uno de los compositores más conocidos de la música clásica; en la historia de la música, es el primer compositor que adaptó y enfocó su música para satisfacer los gustos y necesidades del público, en vez de los de la nobleza y de los mecenas, como era habitual. Se ha utilizado su imagen en diversos formatos artísticos y de otra índole, como pósteres, caricaturas y postales, se han emitido sellos postales y otros documentos filatélicos y numismáticos en numerosos países del mundo, en muchos casos para conmemorar los aniversarios de su nacimiento y muerte y también se han acuñado monedas, medallas y medallones conmemorativos. Su imagen u obras han sido utilizadas en diversos artículos de merchandising, como relojes, vitolas de puro, naipes, muñecos de juguete, platos, tazas y camisetas, se han erigido estatuas y placas conmemorativas en diferentes ciudades y existen numerosos bustos y retratos con su figura. Además, se ha utilizado su música en más de 400 películas y programas de televisión. En general, Händel ha gozado de una gran estima entre sus compañeros compositores, tanto en su propia época como desde entonces. Johann Sebastian Bach intentó, sin éxito, reunirse con él, a Mozart se le atribuye haber dicho de él «Händel entiende los afectos mejor que cualquiera de nosotros. Cuando quiere, golpea como un rayo». Para Ludwig van Beethoven era «el maestro de todos nosotros ... el compositor más grande que jamás haya existido. Me dejaría al descubierto la cabeza y me arrodillaría ante su tumba. Recurre a la sencillez y al atractivo popular de la música para aprender cómo lograr grandes efectos, por medios tan simples». En su condición de autor de música religiosa, su nombre figura entre las celebraciones del Calendario de Santos Luterano y comparte fecha con Johann Sebastian Bach, además, se le honra con un día festivo del Calendario de Santos de la iglesia episcopal que se celebra el 28 de julio y lo comparte con Bach y Henry Purcell (de quien lo consideran continuador). Händel y Bach también se conmemoran en el calendario de los santos preparado por la Order of Saint Luke para uso de la Iglesia metodista unida.

 

martes, 17 de octubre de 2023

¿Qué es antes, la letra o la música?



Lo que sigue es una ampliación y complementa lo que ya se dijo en agosto de 2019.

La historia de la música está llena de curiosidades alrededor de las versiones, los plagios y las adaptaciones. Todos tenemos en nuestra vida una canción que nos hace parar en seco, que convierte al resto del mundo en un escenario en el que el foco nos ilumina sólo a nosotros, que desgrana nota a nota la esencia de lo que somos. Además esta puede ser nuestra canción preferida o no, pero sí que es aquella que no necesitamos llevar a una isla desierta porque está grabada en los cromosomas de nuestro ADN. My Way (A mi manera) es una canción original francesa compuesta en 1967 por François, Gilles Thibaut y Jacques Revaux en la que, con el título de Comme d’habitude (Como de costumbre), Claude François, entonces en la cresta de la ola, se lamentaba de la ruptura sentimental con la cantante France Gall, y de la que Paul Anka aprovecha la música cambiando completamente la letra, práctica muy habitual en aquellos tiempos, para relanzar la carrera de un Sinatra en horas bajas, con 53 años, y que sentía que su carrera estaba estancada, que ya no vendía como antes, que el rock le estaba quitando espacio y que su voz no era tan poderosa; había decidido retirarse con el que sería su último álbum, con versiones de grupos como The Beatles y Simon y Garfunkel. La Voz, como lo llamaban en Estados Unidos, se lo hizo saber al canadiense Paul Anka, uno de sus pupilos, en una cena en Nueva York. Después, Anka fue a Francia casualmente y descubrió la canción; la letra no emocionaba mucho, pero la melodía tenía tanto poder que no se la pudo quitar de la cabeza por muchos días y por un dólar (!) compró los derechos. En un principio la canción tuvo una tibia acogida, pero con el paso del tiempo fue convirtiéndose en una de las imprescindibles en los conciertos de Sinatra y, quizás, la más importante de toda su trayectoria junto con New York, New York. Anka reescribió toda la letra en una noche de tormenta y, con Frank Sinatra en mente, cambió el relato que contaba la versión original. La nueva letra es un prodigio de cómo se puede sintetizar en cuatro minutos toda una filosofía de vida (debe ser por eso que hoy es la más popular en los funerales -pero también en los karaokes-). Según se va acercando su final el cantante echa un vistazo atrás y ve lo que ha sido y hecho. Ha cometido errores, no tantos como para mencionarlos, pero no se arrepiente porque hizo lo que consideraba que era su deber. Arriesgó más de lo que podía, pero apretó los dientes y no paró hasta que consiguió vencer. Y, aunque a veces las lágrimas no le dejan ver, ahora sabe la verdad, que una persona no mide su éxito por lo que tiene si no por no dejar por el camino su integridad; que no cuentan las veces que ha caído de rodillas, sino porque nunca ha dejado de levantarse; que su valía la demuestran las cicatrices de los golpes encajados y que sin embargo estos no le han hecho cambiar de vivir a su manera. La canción, con la nueva letra, la han cantado Elvis Presley, Nina Simone, Robbie Williams y decenas más, incluido los españoles Isabel Pantoja, Raphael o el mexicano Vicente Fernández, quienes hicieron versión en español, y Sinatra convivió con My Way hasta su muerte. Dicen que con el tiempo se cansó de la canción, pues sentía que era cursi y que no tenía la fuerza de otros de sus éxitos. En una entrevista en el año 2000, la hija de Sinatra, Tina, dijo: “Siempre pensó que la canción era egoísta y se mostraba indulgente. Nunca le gustó. Aunque esa canción se atascó en su vida y jamás pudo sacársela de encima.”, pero para el público era su número uno indiscutible y se lo pedía en todos los conciertos. La canción nos permite reflexionar sobre el eterno debate de si es primero la letra que la música o al revés; con el permiso de Paco ibáñez, Amancio Prada y tod@s los que han musicado poemas (la letra) de autores conocidos o no, My way un ejemplo (hay más) de que primero es la música sobre la que se pone la letra que se quiera, lo que no quiere decir cualquier letra, ya que llegan unas antes que otras.

 




viernes, 13 de octubre de 2023

Pacifismo ante todo.



En un mundo confuso y convulso, como es en el que nos ha tocado vivir (Israel, Ucrania, Siria, Yemen, Sudan,...), en el que es un pecado mortal remar contra corriente, y mucho más grave, decirlo, se echan de menos más figuras como Bertrand Russell. ¿Que quién era? Las etiquetas de filósofo, matemático, escritor, educador y divulgador, son apropiadas pero no bastan para darnos una idea de la persona que fue Bertrand Russell: vivió 97 años (nació en 1872 y murió en 1970), se casó en cuatro ocasiones, escribió más de 70 libros, estuvo dos veces encarcelado, recibió el premio Nobel de Literatura en 1950, viajó a Francia, Alemania, Rusia, China, EE.UU.,... luchó por el voto de la mujer, el pacifismo y por la fundación de una organización mundial que, aglutinando a todas las naciones, lograse poner fin a todas las guerras. Sus obras en el ámbito de la lógica y los fundamentos de la matemática supusieron su mayor aportación al campo de la filosofía. Fuera de ésta es conocido por sus, entonces "escandalosos", escritos en torno a la religión, la guerra, el matrimonio, el trabajo o el sexo. Figura controvertida y polémica, amada por unos y vilipendiada por otros, tanto la obra como la vida de Bertrand Russell se caracterizó por un talante crítico, una pasión profunda e intensa y una independencia de pensamiento cuya frescura y vitalidad sigue latiendo en sus escritos. Como todos los pensadores críticos, Russell es mucho más interesante y valioso cuando niega que cuando afirma, porque obliga a pensar. Sobre todo, su individualismo valeroso, su heroísmo irónico, su rebelión antijerárquica, su defensa de la vida y de la plena expansión sexual, su postulación de una educación creadora y no represiva, su exigencia de una organización política basada en la federación de pequeños comités populares, todas sus posturas más personales le convierten en el más válido precursor de la liberación preconizada por la "new left" de Europa y América. Sus derrotas nos enseñan tanto como sus parciales triunfos.


De sangre de la aristocracia aunque del Partido Laborista, Bertrand Arthur William Russell era hijo de John Russell, vizconde de Amberley y de Katrine Louisa Stanley, nieto de lord John Russell, primer conde de Russell, dos veces primer ministro con la reina Victoria. Huérfano a los seis años tras la muerte de su madre, y posteriormente de su padre, que no se recuperó de la pérdida de su esposa, fue educado por sus abuelos y por tutores en un ambiente victoriano. A los once años se inició en el estudio de la geometría euclidiana y cursó estudios de Matemáticas en el Trinity College de Cambridge, del que más tarde fue miembro del consejo de gobierno. Influenciado en su temprana juventud por los hegelianos1 británicos, abandonó el idealismo en favor de una suerte de "realismo platónico". Por ello, en su primer libro, Principios de matemáticas, intentó trasladar las matemáticas al área de la filosofía lógica y dotarlas de un marco científico preciso, y en su monumental obra en tres volúmenes Principia Mathematica se mostraba que esta materia puede ser planteada en los términos conceptuales de la lógica genera. En Los problemas de la filosofía recurrió a las matemáticas, la sociología, la psicología y la física para refutar las doctrinas del idealismo, la escuela filosófica dominante en ese tiempo, que mantenía que todos los objetos y experiencias son fruto del intelecto.


Desde el inicio de la I Guerra Mundial mostró su desacuerdo y fue encarcelado por defender a los objetores de conciencia y por sus duros ataques contra el belicismo, una actitud pacifista que mantuvo durante toda su vida. Durante su permanencia en prisión escribió Introducción a la filosofía matemática, en la que combinaba esas dos áreas del saber que consideraba inseparables. Cuando la guerra finalizó, visitó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y en su libro Práctica y teoría del bolchevismo mostró su desacuerdo con la forma en que allí se llevaba a cabo el socialismo pues no estaba de acuerdo con los métodos que se utilizaban para alcanzar un sistema comunista. Dirigió el Beacon Hill School, escuela privada y muy progresista donde se aplicaban innovadores métodos de enseñanza para niños y la Corte Suprema de Nueva York le prohibió dar clases en el College de esta ciudad por lo que consideraban sus ataques a la religión contenidos en textos como Lo que creo y su defensa de la libertad sexual, manifestada en Modales y morales. Tuvo que dejar el pacifismo para apoyar la causa aliada en la II Guerra Mundial, pero fue un ardiente y activo detractor de las armas nucleares. Cuando Russell murió, su cuerpo fue incinerado, de acuerdo con su voluntad, no hubo ceremonia religiosa y sus cenizas fueron esparcidas en las montañas de Gales.


Con esa reseña biográfica, Bertrand Russell representa uno de los enfoques más influyentes en la historia de la filosofía moderna con un trabajo que impactó en la metafísica, la teoría del conocimiento y la filosofía de la ciencia. El pensamiento de este intelectual estuvo marcado por las dos guerras mundiales, a partir de las cuales estimuló reflexiones sobre los conflictos armados y sus efectos en la humanidad. Su vida intelectual fue fructífera; dentro del Círculo de Viena, Russell formó parte de los iniciadores del análisis lógico, sosteniendo que el lenguaje y el conocimiento se componen de átomos lingüísticos: unidades básicas de significado combinadas de acuerdo con reglas lógicas, para formar expresiones lingüísticas complejas y de la misma manera, hizo aportes valiosos a la lógica matemática moderna. Russell defendía la libertad de expresión, alegando que el poder no debe provenir de la coacción. La concepción de la filosofía de Russell fue revolucionaria, pues consideraba que esta era un término medio entre la teología y la ciencia: la primera, no puede aspirar a un conocimiento exacto; la segunda, apela a la razón humana para conocer. En este sentido, intenta desarrollar una filosofía clarificadora respecto a las especulaciones metafísicas hechas hasta el momento. Su método se centra en el análisis lógico del lenguaje.


El análisis del lenguaje es fundamental para la filosofía de Russell. ¿En qué consiste? En analizar el significado de las palabras, debido a que se refieren a objetos y propiedades del mundo real, luego entonces, el análisis del lenguaje comienza en las oraciones entendidas como proposiciones, lo que quiere decir que son consideradas como expresiones lingüísticas que tienen valores de verdad: verdadero y falso, y al mismo tiempo, toda oración o proposición expresa hechos del mundo real y abstracciones del mismo. Por ejemplo: el cielo es azul o el triángulo tiene un ángulo recto. Según esta concepción, el lenguaje cumple la función de indicar los errores originados por un mal uso de la gramática y su análisis representa una solución para los problemas filosóficos. Bertrand Russell no escribió solo sobre los problemas relativos a la filosofía del conocimiento, también se interesó por la ética. En ella estableció una relación entre felicidad y bondad; según él, el individuo bueno y bondadoso será necesariamente feliz. Así, desarrolló una ética de la benevolencia, debido a su carácter moralizador y su estilo contemporizador y liberal; esta dimensión de la ética es contraria a la fundada en la universalidad del deber y las normas, además propone un pseudo subjetivismo. ¿Qué quiere decir? Significa que cada sujeto adopta unos valores como guía y que esta elección es personal. Más aún, cada uno escribe su propia definición de lo que es una vida buena; una actividad estimulada por los sentimientos y emociones personales. Parece a simple vista que Russell trabajó el principio de un individualismo ético o una moral en donde cada uno se rige por sus propias normas. Pero la realidad es que tuvo en cuenta que la bondad o una acción buena tiene repercusiones sociales. Muy acorde al espíritu de la época de posguerras mundiales, Russell defendió que la libertad es la aspiración máxima a la que puede llegar un ser humano. Sostener esta postura le ocasionó problemas al filósofo, quien fue encarcelado, y conforme a ello planteó una libertad de pensamiento o de expresión, alegando que el poder no debe venir a través de la fuerza y mucho menos de la coacción o restricción de las libertades. Al contrario, enalteció la libertad de decir y hacer lo que se piensa, prescindiendo de toda autoridad.


Bertrand Russell destacó por su faceta pacifista, centrada en la defensa de la convivencia social. Con relación al conocimiento, planteó la importancia de remitirse a los hechos cuando se estudia o considera cualquier filosofía, es decir, preguntarse por su transcurrir real y cuestionar la veracidad de los relatos; desde esta postura será más complicado que los deseos marquen el criterio. Siguiendo con su legado moral, Bertrand Russell instó a apostar por la concordia entre humanos, además de aprender a tolerar a pesar de las diferencias que se tengan con los demás. De esta forma, el filósofo promovió la tolerancia y la compasión para vivir en sociedad. Según Russell, el hombre trata con datos sensoriales, lo que el hombre siente es un “hecho” y los hechos no pueden ser considerados físicos ni psíquicos, son neutrales (“monismo neutral”). A modo de ver de Russell, lo que se confirma empíricamente no debe ser referido a la esfera de la física pura, sino a la conjugación de la física con la psicología, considerando esta última como parte integrante esencial de toda ciencia empírica, rechazaba la teoría materialista del reflejo. Era adversario de la religión y defendía las convicciones ateas. Siendo un luchador activo contra el fascismo y por la coexistencia pacífica, Russell, en unión de Einstein, Joliot-Curie y otros científicos, fue iniciador del movimiento de Pugwash2 y de los foros internacionales de científicos que se pronuncian por la paz y la cooperación científica.


En palabras de él mismo en el prólogo a la Autobiografía de Bertrand Russell, de 1967:


PARA QUÉ HE VIVIDO

" Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.

He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad, esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura mística, la visión anticipada del cielo que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin- he hallado.

Con igual pasión he buscado el conocimiento. He deseado entender el corazón de los hombres. He deseado saber por qué brillan las estrellas. Y he tratado de aprehender el poder pitagórico en virtud del cual el número domina al flujo. Algo de esto he logrado, aunque no mucho.

El amor y el conocimiento, en la medida en que ambos eran posibles, me transportaban hacia el cielo. Pero siempre la piedad me hacía volver a la tierra. Resuena en mi corazón el eco de gritos de dolor. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos desvalidos, carga odiosa para sus hijos, y todo un mundo de soledad, pobreza y dolor convierten en una burla lo que debería ser la existencia humana. Deseo ardientemente aliviar el mal, pero no puedo, y yo también sufro.

Ésta ha sido mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciese la oportunidad ."

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1Seguidores de la filosofía del alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, según el cual «lo absoluto», que también llama «idea», se manifiesta evolutivamente bajo las formas de naturaleza y de espíritu.

2Se conoce como conferencia de Pugwash a cada una de las conferencias internacionales sobre ciencia y asuntos mundiales cuyo "objetivo principal es la eliminación de todas las armas de destrucción masiva (nucleares, químicas y biológicas) y de la guerra como institución social para resolver disputas internacionales. En este sentido, la resolución pacífica de los conflictos a través del diálogo y el entendimiento mutuo es una parte esencial de las actividades de Pugwash, que es particularmente relevante cuando y donde las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva son desplegadas o podrían ser utilizadas", según los «Principios, estructura y actividades de Pugwash para el undécimo quinquenio (2007-2012)»

jueves, 12 de octubre de 2023

De aniversarios hoy.



Hoy, día 12 de octubre, hace 26 años que, coincidiendo con los fastos de la Fiesta Nacional, nos dejaba un tal Henry John Deutschendorf Jr., más conocido como John Denver, a los 53 años, víctima de un accidente aéreo cuando pilotaba un avión (otra de sus pasiones) experimental de fibra de vidrio para estudiar cómo reducir el consumo de los aviones. Y como homenaje a John Denver, traigo hoy aquí «Annie’s Song», una de las grandes canciones de country escrita y grabada por el genio de Nuevo Mexico. «Canción de Annie» fue escrita como una oda a la esposa de Denver en ese momento, Annie Martell; Denver escribió esta canción en julio de 1973, cuentan que en unos diez minutos, un día mientras subía en un remonte hasta la cima de la montaña Ajax en Aspen, Colorado, EEUU. Según Annie, el tema «Fue escrito después de que John y yo pasamos por un momento bastante intenso juntos. Se fue a esquiar y se sentó y las notas de la canción simplemente llegaron a él. Esquió y regresó a casa y la escribió … Inicialmente era una canción de amor pero para él se convirtió en una especie de oración». En ‘Annie’s song’ hay mucho amor, hasta el punto que la canción se ha convertido en un clásico comúnmente utilizado por las parejas cuando se acercan a sus esponsales, una expresión romántica universal que fue número uno casi inmediato, algo que nunca había conseguido hasta entonces ningún cantante country; Annie’s song nos deja toda una lista de las emociones que le produce a Denver el estar con su amada, cómo trata de hacer comparaciones con las sensaciones que más placer le otorga la naturaleza, y aún así prefiere los que le dan sus sonrisas, sus caricias, sus amores. Todo sencillo y a la vez tan difícil de explicar. Como anécdota hay que destacar que parte de la canción es usada como himno no oficial por los seguidores del equipo de fútbol británico Sheffield United Football Club para animar a sus jugadores. Soy seguidor de Los Simpsons y de todo el mundo creado alrededor de ellos, y, como todo a lo que sigues desde hace mucho tiempo, las causas del por qué me gustan han ido cambiando, así como los personajes que prefiero. Si en un principio fueron Homer y Bart, los que me engancharon, con el tiempo han sido Lisa y Flanders los que han sido el blanco de mis simpatías, en especial el segundo porque es una buena persona rodeada de personas egoístas y cutres; le han conferido todo tipo de filias que no son de lo que más está de moda, como el ser ultra-religioso, no decir tacos, ser crédulo, confiar en los demás, practicar la vida sana, puñetas si hasta es el único zurdo de la serie. Y a pesar de ser despreciado por demasiados sigue creyendo en los demás, es víctima de uno de los postulados de la postmodernidad, el de poner en solfa los valores morales del pasado colocando en cuarentena a los que los representan. Y un Flanders fue, sin duda, John Denver que junto a su carrera musical desarrolló un trabajo muy importante en la defensa de un gran número de causas, muchas de ellas antes de que las grandes estrellas las utilizasen con motivos publicitarios. Fue un amante de la naturaleza en especial del Ártico y se posicionó a favor de las energías renovables. Cuando empezó el movimiento USA For Africa él llevaba años colaborando con programas contra el hambre en el continente negro. Convencido del poder conciliador de la música, Denver fue el primer artista norteamericano en dar una gira por la entonces U.R.S.S. en un momento en el que las relaciones entre las dos potencias mundiales no pasaban por sus mejores momentos (en 1987, espontáneamente, ofreció un concierto a beneficio de las víctimas del desastre de Chernobyl). En lo personal se casó dos veces, adoptó a dos niños y tuvo otro. Su único pero fue ciertos problemas con la bebida tras su segundo divorcio. Y sus canciones son prolongaciones de ese modo de vida, son cantos a su tierra, al amor a su familia, del cariño a los amigos, de sentirse hijo de la Madre Tierra que nos acoge, de postular el trabajo por los demás. En cuanto a la música de la canción, se trata de una típica canción folk, en la que empieza una guitarra con una mandolina haciéndole de apoyo, para que se le vayan uniendo unos violines, una conga y un shaker . En los interludios se unen los coros y se hacen potente la sección de cuerda. Todo acompañando a una voz clara y precisa que el cantante sabe hacer protagonista en toda la canción.