lunes, 23 de octubre de 2023

La historia reciente en un casi-himno.



En 1972, apenas tres años antes del fallecimiento del dictador Francisco Franco, un puñado de músicos radicados en Huelva liderados por Ángel Corpa formaron un grupo de música folk al que denominaron Jarcha, siguiendo en ello una tendencia de entonces, pues el cansancio generalizado por las prohibiciones, restricciones, muertes y castigos que conllevó el régimen franquista generó que a principios de los 70 surgieran varios grupos musicales que ayudarían a teñir aquel ambiente gris con colores vivos y alegres. En opinión de Ángel Corpa, uno de los fundadores de esta banda, su argumentario musical habría de sostenerse en tres pilares fundamentales: “la búsqueda, rescate y divulgación de canciones tradicionales principalmente de Andalucía, la creación de propias canciones, la mayoría de las veces de amplio contenido social y la transformación de una serie de poemas de autores como Miguel Hernández, Blas de Otero, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Eduardo A. Heyer, y muchos más”. Pese a su dilatada trayectoria profesional, la mayor parte de los españoles se acuerdan de Jarcha por la canción “Libertad sin ira”, un tema con esa letra tan recordada, que habla de libertad, concordia y paz. El tema fue incluido en el Lp del mismo título, publicado en 1976, que recomendamos en su totalidad; y, tras algún titubeo censor y algún malentendido por parte de los responsables de Televisión Española (durante meses, Jarcha vivió situaciones surrealistas como que en Madrid la gente se quedaba en la calle porque los locales donde actuaban estaban repletos, mientras que en otras provincias eran vetados; en la radio a veces se les podía escuchar y un día después eran considerados unos proscritos y en más de una ocasión se les confundió con el grupo Vino Tinto, que habían editado Habla pueblo habla), la canción comenzó a ganar popularidad durante el Proyecto de Ley para la Reforma Política (15/12/1976) (aunque el tema oficial de aquel evento fue otro tema folk: “Habla, pueblo, habla”). Y, durante las primeras elecciones generales de junio de 1977, se convirtió en la banda sonora de aquellos comicios. De los más niños a los más ancianos, todo el mundo conoce y ha tarareado en alguna ocasión este popero himno parahippie. Sus notas han corrido invariablemente ligadas a las imágenes más arquetípicas del relato épico de la heroica conquista de la democracia en España. «Libertad sin ira» colonizaba machaconamente desde la televisión y la radio las mentes de los expectantes ciudadanos españoles. Un toque sentido y un estribillo pegadizo bastaban para inocular un mensaje llamado a desactivar la memoria del genocidio y la represión franquista. “Libertad sin ira” es una de las canciones emblemáticas de la Transición española que, a lo largo de su existencia, ha presenciado “discursos y prácticas contrapuestas vinculadas a destacados acontecimientos políticos y sociales”, en los que abundan las reapropiaciones musicales y la instrumentación política de la canción desde postulados ideológicos, en ocasiones, contrapuestos. Fue tal su calado emocional e histórico que volvió a convertirse en otro canto a la esperanza y el buen entendimiento durante las manifestaciones originadas en contra del secuestro y posterior asesinato a manos de ETA del ex concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Jarcha fue el grupo del momento. Sin embargo, el propio Ángel Corpa manifestó su repulsa pública por el uso del tema en la manifestación que convocó Vox en todo el país para pedir la dimisión de Pedro Sánchez. Fue una especie de himno para que todas aquellas voces reprimidas canalizaran toda su rabia contenida y, a pesar de la censura previa que padeció, nada más lanzarse comercialmente consiguió posicionarse durante cinco semanas consecutivas como la más vendida en España.

 





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