Una variación musical es una composición caracterizada por contener un tema musical que imita en otros subtemas o variaciones, los cuales guardan el mismo patrón armónico del tema original, y cada parte se asocia una con la otra. Difiere entre ellas los patrones melódicos y el tempo de cada variación. Las variaciones se pueden componer partiendo de temas de composición propia o a partir de temas de otros compositores. Claro ejemplo de este último caso es la Variación nº18 sobre un tema de Paganini que el compositor ruso Sergei Rachmaninov (1873-1943), a quien ya hemos tenido en este blog a cuentas de su Vocalise, compuso en 1934 basándose en el Capricho Nº 24 de Paganini, que es una de las piezas más aclamadas del repertorio violinístico y montones de músicos (Listz, Schumann y Brahms, entre otros) lo han usado como motor de arranque de alguna de sus composiciones. Ya en el ocaso de su carrera, Sergei Rachmaninov también escribió sus propias variaciones sobre el tema de Paganini, y sentó cátedra al hacerlo; en los veintitantos minutos que dura la composición Rachmaninov teje un caleidoscopio de ambientes en contraste, que mudan de lo lírico y lo melancólico a lo sombrío y lo dramático; tan pronto te encuentras con una marcha como con un minueto, o incluso un dies irae como si de un réquiem se tratara. O, así de pronto y sin avisar, con la inconcebiblemente hermosa variación 18. El tema en que se basa el Capricho de Paganini es en sí mismo una insignificancia, las cinco notitas de nada “la-do-si-la-mi”., pero a Rachmaninov se le ocurrió aplicarle una técnica de composición conocida como inversión de la melodía, que consiste en replicar la secuencia de notas, conservando la separación entre semitonos, pero invirtiendo la dirección y Rachmaninov la clava por toda la escuadra. Realmente, la Rapsodia sobre un tema de Paganini en La menor, op. 43, es una obra concertante, de entre 20 y 25 minutos de duración, escrita para piano y orquesta, en un estilo similar al del concierto para piano; la pieza es un conjunto de 24 variaciones sobre el último de los 24 caprichos para violín solo de Niccolò Paganini que, aunque no tiene interrupciones, se pueden destacar tres secciones, que corresponderían a la distribución de un concierto para piano clásico: el primer movimiento abarca hasta la variación 11, el segundo, entre las 12 y 18, y el final, las demás. Con todo, la Rapsodia es una de sus piezas menos sentimentales -con la excepción de esa 18ª variación, que es realmente un tour de force del estilo de la variación-, en la que el tema de Paganini se invierte para convertirse en un tema ineludiblemente ruso. Rachmaninov resumió su vida como compositor poco antes de su muerte en Beverly Hills, su última residencia: "En mis propias composiciones, no se ha hecho ningún esfuerzo consciente por ser original, ni romántico, ni nacionalista, ni nada por el estilo. Escribo en el papel la música que escucho dentro de mí, con la mayor naturalidad posible. Soy un compositor ruso, y la tierra en la que nací ha influido en mi temperamento y mi perspectiva. Mi música es el producto de mi temperamento, y así es la música rusa.... He recibido una fuerte influencia de Tchaikovsky y Rimsky-Korsakov; pero nunca, que yo sepa, he imitado a nadie. Lo que trato de hacer cuando escribo mi música, es hacer que diga simple y directamente lo que hay en mi corazón cuando estoy componiendo. Si hay amor, o amargura, o tristeza, o religión, estos estados de ánimo pasan a formar parte de mi música, y ésta se vuelve bella o amarga o triste o religiosa". Películas destacadas y de renombre han usado este famoso tema para hacer aún mas inolvidables sus escenas.
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