Por activa y por pasiva se ha afirmado que el compositor austríaco Franz Joseph Haydn (1732-1809) fue el creador de la sinfonía y del cuarteto de cuerda, algo que sólo es relativamente cierto en el segundo caso puesto que antes de Haydn se habían escrito sinfonías. Franz Joseph Haydn nace en el seno de una humilde familia numerosa y entra como niño cantor en la catedral de Viena. Estudió las sinfonías de Emmanuel Bach pero sobre todo las de los sinfonistas vieneses, como explica en una carta. “Nunca tuve verdaderos maestros. Siempre empecé por el lado práctico, primero cantando y tocando instrumentos, luego componiendo. Escuché más música de la que estudié, pero puedo decir que fue la mejor posible entre todas las de mi época, y Viena era un gran centro para desarrollar tal actividad”. Un nuevo estilo se estaba forjando durante esta época, en el que la esencia de su filosofía podía resumirse en la búsqueda de la voz interior (en esta revolución estética aparece el Werther de Goethe); podríamos llamarla como una primera crisis romántica, un modo de entender la vida más apasionado, con lo cual aumenta la expresividad de la música, que se hace más introvertida, más personal, expresando los sentimientos internos mediante la búsqueda de efectos dramáticos, usando los modos menores y los silencios. Haydn, cansado, regresó a Viena donde se compró una casa. Su mayor disgusto fue no poder encontrarse con Mozart, que había fallecido durante su estancia en Londres. Entre los alumnos que tenía Haydn se encontraba un joven Ludwig van Beethoven del que encontraba que sus obras eran demasiado nuevas para lanzarlas a la publicación, pero después escribía una carta en la que afirmaba que los entendidos en música consideraban a Beethoven como uno de los grandes compositores europeos del futuro. A pesar de todo, Beethoven no consideraba satisfactorio tener un maestro como Haydn y se buscó un segundo, Schenk, un pianista vienés. Cuando se enteró Haydn, las relaciones entre ambos se enfriaron y nunca más se relacionaron. Políticamente, como afirmación de su apoyo a la Casa de Austria, compuso el himno “Gott erhalte Franz der Kaiser”, cuya idea le había sugerido el himno inglés “God save the King” compuesto por Händel y para enfrentarlo con el francés “La Marseillaise” y que en la actualidad, con distinta letra, es el himno alemán. La lista de 104 sinfonías de Haydn adolece de ciertos errores y no contiene dos obras de juventud (conocidas ahora como sinfonías A y B) por lo que podemos afirmar que Haydn en realidad escribió 106 sinfonías y, curiosamente, no lo hizo ni al comienzo ni al final de su carrera. Recordamos hoy a Haydn con el segundo movimiento de la “Sinfonía Nº 101 en re mayor”, El reloj, llamada así porque en el tiempo lento el acompañamiento imita el tic-tac de un péndulo. (era el modo comercial como se presentaban las obras en los conciertos, en una época de fuerte competencia entre las diversas sociedades promotoras). En el segundo movimiento, andante,el más conocido, encontramos el famoso tic-tac realizado por las cuerdas en pizzicato, acompañadas por el fagot, imitando al antiguo continuo. Los violines despliegan sobre este fondo una agradable melodía. Mas adelante, al reaparecer el tema principal, nos encontramos con la sorpresa de que el tic-tac ha pasado a la flauta, tocando en la zona aguda. El tema principal desarrollado por los violines es adornado por las ornamentaciones de la flauta. El movimiento termina lentamente con tres acordes en piano, como si se le hubieran acabado las fuerzas (al parecer, Haydn suprimió dos acordes en forte que estaban en el original).
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