lunes, 29 de abril de 2024

Un poeta desconocido.



Tal día como hoy, 29 de abril, en1985, nos dejó el poeta uruguayo Serafín José García Correa, considerado el máximo exponente de la poesía gauchesca, integrante de una familia de viejo arraigo en el país; sus bisabuelos por ambas ramas tuvieron participación en las luchas por la independencia nacional
(se dice que su madre lo nombró José porque ella era devota de San José).

A los 5 años se trasladó con su familia a la ciudad de Vergara, donde cursó el ciclo de Enseñanza Primaria. No tuvo otros estudios, habiendo realizado su formación cultural en forma enteramente autodidacta. Fue empleado de farmacia, aprendiz de tipógrafo, y poco después de cumplir los veinte años ingresó a la Policía operando como telefonista y encargado del Archivo. Modesto guardia, desconocido poeta y literato, en 1935 comienza a dedicarse a una larga existencia al servicio de la poesía y de la literatura gauchesca del Uruguay. En el año 1936, a poco de ser publicada su primer obra "Tacuruses", Serafín José García recibiría por su obra el "Premio Ministerio de Instrucción Pública". En 1940, Serafín J. García solicita el retiro y se traslada definitivamente a residir en Montevideo. Es autor de los siguientes libros: "Tacuruses" (1936), "En carne viva" (1937), "Tierra Amarga" (1938), "Burbujas" (1940), "Barro y Sol" (1941), "Asfalto" (1944), "Raíz y Ala" (1949), "Romance de Dionisio Díaz" (1949), "Las Aventuras de Juan el Zorro" (1950), "Agua Mansa" (1952) y "Flechillas" (1957). Muchos de sus poemas y cuentos han sido traducidos al inglés, al francés, al portugués y al italiano. Su obra más exitosa y popular ha sido "Tacuruses", libro que lo mismo se encuentra en la biblioteca del hombre refinado y culto que en la maleta del tropero o en el humilde baúl del peón de estancia o del agricultor. Una muestra, que no es texto usado en enseñanza, no ha gozado del favor de las clases cultas, no es objeto de estudios críticos. Casos como estos revelan la necesidad de instrumentar estudios de sociología e ideología de la creación, la recepción y la difusión de las obras literarias, de los cuales nuestra cultura está ayuna

Piona

Dende muy gurisita
se te gana en la ropa y en el cuero
ese tufo emperrao de las cocinas
qu’es mestura de hoyín, de humo y de sebo,
y atrás del que anda siempre’l macherío
como perrada hambrienta atrás de un güeso.
 
No bien los catorce años
t’encarosan los pechos
y la naciente redondés de’l’anca
t’enyena el vestidito’e percal viejo,
ya el algariao patrón, o el mayordomo,
andan buscando ande tumbar tu cuerpo.
 
Y en cuanto t’hincha el vientre’l primer hijo,
ya se cren con derecho
a un lugar en tu catre y en tu carne
hasta los pobres piones galponeros,
porque vos, infelís, sos en el campo
láunica cosa que no tiene dueño.
 
Cuasi no hay año que no echés al mundo
un gurí rubio, amulatao o negro,
porqu’en las noches emparejadoras
se confunden los pelos,
y más si son dos vidas solitarias
las qu’entreveran sangre y sufrimiento.
 
Uno aquí y otro ayá, por las estancias
—pelusa’e cardo qu’esparrama el viento—,
esos hijos sin padre se te quedan,
mientras vos ves gastarse tu deseo
de ajuntarlos un día
en un rancho con sol, alegre y nuevo.
 
Y así vas, de hombre en hombre,
de cocina en cocina envejeciendo,
hasta qu’inútil ya, descangayada,
sin servir pal fregón ni pa los besos,
terminás cuasi siempre tu esistencia
cebando mate’n un quilombo’e pueblo!
 
 

 


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