Una de las canciones más bellas de la historia es Les feuilles mortes, en la que las hojas muertas del otoño sirven de pretexto para la evocación melancólica de un amor perdido. 'Les feuilles mortes' es una evocación del tiempo perdido a través de la metáfora de las hojas muertas de otoño que el viento se lleva: «En aquella época la vida era bella y el sol quemaba más que hoy». Les Feuilles Mortes es una canción que se escribió como parte de la banda sonora de la película francesa "Les Portes de la Nuit" de 1946 dirigida por Marcel Carné, una trágica historia de amor que transcurre tras la liberación de la ocupación nazi en París. El guión está escrito por el poeta surrealista de ideas libertarias, hoy una gloria nacional de las letras francesas, Jacques Prévert, que a su vez es el autor de la letra de la canción, mientras que la música fue compuesta por Joseph Kosma, un judío húngaro, discípulo de Béla Bartók, al que el poeta protegió en el París ocupado por los nazis. La canción aparecía en Las puertas de la noche, una película del mismo Marcel Carné que no tuvo ningún éxito. Jean Gabin, que ya era una estrella, no quiso ser el protagonista de la nueva y su papel fue para un jovenzuelo y delgaducho guaperas que estaba empezando, que militaba en el Partido Comunista y se ganaba la vida como cantante en la compañía de Édith Piaf, un tal Yves Montand. (Yves Montand inició con esta película una larga carrera como actor que le llevaría a protagonizar títulos míticos como El salario del miedo o El manantial de las colinas e incluso más lejos, a Hollywood. Algunas de sus mejores películas portaban la firma de quien fue ministro de Cultura en un gobierno socialista en España, Jorge Semprún, en tareas de guionista como La guerra ha terminado, de Alain Resnais. Z y La Confesión, otros dos filmes políticos con Montand, fueron dirigidos en Francia por el griego Costa-Gavras. En Las puertas de la noche se mezclan el género negro, la atmósfera surrealista y la imagen de un París recién liberado de los nazis). La película no obtuvo el reconocimiento esperado, no se cuenta entre las grandes obras de su autor y tampoco gozó de demasiado éxito comercial; quizá su mayor valor resida precisamente en que en una de sus escenas suena por primera vez la melodía pegadiza de Les feuilles mortes, que pasó sin pena ni gloria, hasta que en 1949 Johnny Mercer, que ya había trabajado para Bing Crosby o Fred Asraire, se fijó en ella y adaptó la letra al inglés; entre otras de sus aportaciones al tema (aligerándolo, haciéndolo menos descarnado) fue el sustituir el nombre original por el de "Autumn Leaves", es decir, pasó de las hojas muertas a hojas de otoño. Hoy Les feuilles mortes es lo que, en el mundo del espectáculo, se suele llamar un “estándar”, un tema conocido por todos e interpretado por muchos. En Francia la han hecho suya, entre otros, Edith Piaf, Juliette Gréco, Charles Aznavour, Dalida o François Hardy. En el mundo anglosajón, ya decimos que rebautizada como Autumn leaves, Frank Sinatra, Doris Day, Barbra Streisand, Nat “King” Cole, Ute Lemper (magnífica), Chet Baker, Miles Davis (brutal), Iggy Pop o Eric Clapton. Hasta nuestra Sara Montiel se atrevió con ella.... Lo que hace especial a esta canción no es solo la cantidad de versiones que de ella se han realizado sino la importancia que ha alcanzado como icono cultural más allá de sus estrictos valores musicales. En la pantalla, en 1956 Columbia Pictures produjo la película "Autumn Leaves" de Robert Aldrich, que a su vez incluía durante los créditos una versión del mismo tema realizada por Nat “King” Cole, que supuso el espaldarazo definitivo. También aparece en la película "Medianoche en el jardín del bien y del mal" ("Midnight on the garden of good and evil"), de Clint Eastwood y en "Falsas Apariencias" ("The Whole Nine Yards"), de Jonathan Lynn. Personas como Semprún, Montand, Kosma o Prevert pertenecen a aquella generación de soñadores a la que tanto debemos, hombres y mujeres capaces de enternecerse con las notas de una canción o de tomar las armas para enfrentarse a la injusticia si resultaba necesario. Les feuilles mortes no es solo una hermosísima canción, es el símbolo de una época a la que debemos gran parte de lo que ahora nos jugamos. Escucharla hoy debería hacernos reflexionar acerca de lo que somos y lo que queremos ser pero, sobre todo, acerca de lo que estamos dispuestos a arriesgar por ello.
Muchísimas gracias!!!Las canciones en francés son muy melancólicas!! Me acuerdo de esta canción me gusta mucho!!
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