Es probable que algunos hayáis pensado: música clásica, buf, qué rollo, me duermo, la música clásica es para gente mayor, para aburridos, me voy a leer otro artículo. Y todas las opiniones son respetables, pero si habéis llegado hasta aquí, esperamos que descubráis que la música clásica puede ser igual de emocionante que el rock, el pop o (casi) cualquier otro tipo de música. Es más, escuchamos música clásica prácticamente a diario, en muchas canciones que bailamos en las discotecas o en nuestras playlists favoritas y a lo mejor no nos hemos dado cuenta. Por ejemplo, en Bad Romance, Lady Gaga utiliza el Preludio y Fuga nº 24 en si menor de Bach; Mika para su Grace Kelly se basó en el Largo Al Factotum del Barbero de Sevilla, de Rossini; el famoso Himno A La Alegría que cantó Miguel Ríos utiliza la Novena Sinfonía de Beethoven y Mago de Oz en El Santo Grial que utiliza para su parte instrumental la Marcha alla Turca de Mozart o Jethro Tull en Bourée versionando el Boureé en mi menor de Bach. Y no seguimos porque la lista se podría hacer interminable. A lo que íbamos: Antonio Lucio Vivaldi (1678 – 1741), nació en Venecia en el siglo XVII, en pleno barroco, época caracterizada por la depresión económica, las plagas de peste, la Guerra de los Treinta Años o la doctrina contrarreformista, pero también época de grandes científicos como Galileo, Newton, filósofos como Descartes y gran desarrollo de las artes con escultores como Bernini, pintores como Caravaggio, Artemisia Gentileschi, Poussin, Maíno, Murillo, Rubens o Rembrandt y escritores como Góngora, Quevedo o Molière, apodado il prete rosso (“el cura rojo”) por ser sacerdote (católico) y pelirrojo, fue un compositor y músico del Barroco tardío, uno de los pináculos del Barroco, de la música occidental y de la música universal, su maestría se refleja en haber cimentado el género del concierto, el más importante de su época. Compuso unas 770 obras, entre las cuales se cuentan 477 conciertos y 46 óperas. Comenzamos con el Opus 8, la colección de 12 conciertos (que contiene el nuestro de hoy), llamado en italiano “Il cimento dell’armonia e dell’invenzione”. “Las cuatro estaciones”, Le quattro stagioni, es realmente importante porque marca una transición en la creación artística de la época: del concierto grosso barroco al concierto solista moderno. Antonio Vivaldi puede considerarse el inventor de este tipo de conciertos: ahora nos encontramos ante uno o varios instrumentos solistas que dialogan con el resto de instrumentos, que a su vez responden de forma obligada a las improvisaciones del solista. Otra característica fundamental e innovadora de estos conciertos es que son música de programa, es decir, un tipo de música puramente descriptiva. Cada concierto va acompañado de un soneto, del que Vivaldi es el autor (o al menos el presunto autor; algunos sostienen, por el contrario, que estos sonetos fueron compuestos posteriormente por un autor anónimo). Las Cuatro Estaciones son en realidad cuadros musicales que narran el ciclo y la alternancia de las estaciones, cada una con sus propias características. Da igual las veces que hayamos escuchado estas notas, Vivaldi no lo sabía (o tal vez sí), pero al componer los cuatro conciertos dedicados a cada una de las estaciones del año, estaba escribiendo una de las páginas inmortales que sobrevivirán a lo largo del los tiempos. Pasarán los siglos pero Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi permanecerán inmutables. Por eso, no hay estación sin su reflejo en uno de estos conciertos.
Primavera: La tonalidad elegida para este primer concierto describe la luz pura y cálida de la estación primaveral.
Verano: Es suave y a la vez melancólico, nos envuelve en su calor pero da paso a una lluvia torrencial que anuncia su paso.
Otoño: Nos lleva al campo, primero a la vendimia, seguido de la embriaguez del vino, y finalmente a la caza y al ladrido de los perros.
Invierno: la desolación y la lluvia torrencial sobre la tierra helada revelan el duro clima invernal.
Es realmente complicado resumir en pocas palabras la riqueza de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi. Hoy, coincidiendo con la época, toca El otoño.
Bueno està música anima y eleva un monton!!!
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