Francia ha tenido siempre la política de ser país de acogida para las minorías perseguidas en muchas partes del mundo, lo cual ha hecho que su cultura haya sido receptora de múltiples influencias que la ha dotado de mayor riqueza y al mismo tiempo la ha conferido una globalidad que le ha permitido ser exportada a todas partes. Así muchas de sus grandes figuras han sido naturales de otras tierras, sin ir más lejos nuestro Picasso es considerado francés por muchas personas, y este es el caso de este cantante de familia griega pero nacido en Alejandría dentro de esa colonia helena que tantas figuras ha dado a la cultura universal como él o el poeta Cavafis. Georges Moustaki, Giuseppe Mustacchi, su nombre real, pues, nace en Alejandría dentro de una familia judía de origen griego que regentaba una de las librerías más importantes de la ciudad y que le anima a aprender italiano y francés aparte del árabe. A los diecisiete años marcha a París donde ejercerá de vendedor de libros puerta a puerta por el día mientras por las noches tratará de hacerse una carrera como cantautor. Su mentor será Georges Brassens, que le promocionará como compositor de varias de las estrellas de la época y en especial a Edith Piaf a la que le compone Milord y con la que vivirá una tormentosa historia de amor. Su primer gran éxito en solitario será Le Métèque en 1968 y le anima a recuperar canciones que había compuesto para otros como son Ma Liberté, Ma Solitude o La Dame Brune. Cinco años más tarde tendrá un gran éxito con Déclaration donde se impregna de la música brasileña. Políglota consumado, realizará numerosas versiones de sus canciones al italiano, español, inglés y colaborará con artistas de todo el mundo como Chico Buarque, Barbara, Marina Rosell. Muere en Niza pronto hará diez años, a los 79. La canción Le meteque se traducirá al español, al italiano, etc. y le permite recorrer el mundo de gira. Esta canción expresaba lo que sentían los extranjeros en el París de los años 60 ante el rechazo de los franceses. Moustaki usa aquí el término “Meteco”, proveniente de la antigua Grecia, que significaba simplemente no griego y que no tenía el significado peyorativo que tiene hoy en Francia; una palabra comparable a “sudaca”, empleada en España para los latinoamericanos inmigrantes. La música está inspirada en los ritmos tradicionales griegos, empezando con un buzuki al que se le unen guitarras y un aro pandereta como percusión, manteniendo todos un tono sosegado que permite que la voz del cantante se despliegue con su fraseado claro. La letra es una historia en dos partes, la primera nos describe lo que ha sido su pasado, del que ni reniega ni tampoco alardea, con sus buenos momentos de placer y los malos de sufrimiento, y que demuestra que conoce lo que es la vida. Y en la segunda se lanza a declararle su amor a la que está escuchando, a la que le promete una pasión sin final en la que el interpretará el papel que ella desee.
Avec ma gueule de métèque,
de juif errant, de pâtre grec
de et mes cheveux aux quatre vents,
avec mes yeux tout délavés,
qui me donnent un air de rêver,
moi qui ne rêve plus souvent,
avec mes mains de maraudeur,
de musicien et de rôdeur,
qui ont pillé tant de jardins,
avec ma bouche qui a bu,
qui a embrassé et mordu
sans jamais assouvir sa faim
Avec ma gueule de métèque,
de juif errant, de pâtre grec,
de voleur et de vagabond,
avec ma peau qui s'est frottée
au soleil de tous les étés
et tout ce qui portait jupon,
avec mon cœur qui a su faire
souffrir autant qu'il a souffert
sans pour cela faire d'histoires
avec mon âme qui n'a plus
la moindre chance de salut
pour éviter le purgatoire
Avec ma gueule de métèque,
de juif errant, de pâtre grec
de et mes cheveux aux quatre vents,
je viendrai, ma douce captive,
mon âme sœur, ma source vive,
je viendrai boire tes vingt ans
et je serai prince de sang
rêveur ou bien adolescent
comme il te plaira de choisir
et nous ferons de chaque jour
toute une éternité d'amour
que nous vivrons à en mourir
Et nous ferons de chaque jour
toute une éternité d'amour
que nous vivrons à en mourir
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