lunes, 10 de abril de 2023

Otra forma de ver la Pasión.


Jesus Christ Superstar
es una película estadounidense dirigida por Norman Jewison en 1973., que está basada en el musical de Broadway del mismo nombre, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. La historia se centra en el conflicto entre Judas Iscariote y Jesús de Nazaret durante la semana anterior a la crucifixión de éste. Se inicia desde poco antes de la entrada en una Jerusalén anacrónica, ubicada entre ruinas, en medio de un desierto calcinante, habitada por hippies y una clase sacerdotal políticamente acomodada a los invasores romanos. La película comienza con la llegada de todos los actores en un autobús escolar rotulado en idioma hebreo, que transporta desde los actores hasta la utilería del filme. La obertura está dedicada a ir presentando sus preparativos y cómo asumen sus roles a medida que visten la indumentaria propia de su personaje. Finaliza con la identificación entre ellos de Jesucristo, quien emerge de en medio del grupo, al tiempo que es investido con una sencilla túnica blanca, mientras que extiende sus brazos, creando el centro de la atención al momento en que suenan los acordes que identifican la melodía principal. En la escena siguiente, Judas, verdadero protagonista de la película, hace un análisis del proceso de, a su modo de ver, enajenación que el grupo de seguidores ha ido teniendo alrededor de la familia de su antagonista, la actitud de la gente hacia Jesús y la forma en que su imagen se idealiza, alejándola de lo que él considera son los valores primarios que deberían defenderse, como la resistencia a los romanos. Judas acusa a los seguidores de Jesús de tener «demasiado Cielo en sus mentes» y teme que sean perseguidos por el gobierno de Roma, al verse amenazados por las afirmaciones de que Jesús es el Hijo de Dios y el rey de los judíos. La historia va tejiendo intrigas, celos y pasiones violentas que demuestran muy bien que la historia humana está manchada de sangre y maquiavélicas jugadas que terminan por aniquilar a los débiles. A lo largo del musical y la película, se nos hace meditar sobre el tratamiento que darían los medios de comunicación de masas (televisión y prensa) y las autoridades a Cristo, si apareciera en la actualidad de 1973. Fue una de las películas más controvertidas de su época, tachada de sacrílega y blasfema por presentar a los actores como hippies; por presentar la pasión de Cristo desde el punto de vista de un Judas psicodélico, frustrado y existencialista; por presentar a un Jesús dominado por sus propios miedos, alejándolo de los Evangelios, y... porque es una ópera rock en la que todos los diálogos son canciones interpretadas por los actores en ese género musical. ¿Y en la España nacional/católica de entonces? En 1974, la organización de la Seminci de Valladolid había conseguido que viniera al certamen el estreno de Jesucristo Superstar a nivel nacional, antes de que llegara a las salas comerciales pero cuando lo anunciaron se armó el belén, como había pasado en otras muchas ciudades del mundo, en toda España hubo protestas y debates por el tratamiento que se hacía en la película de la pasión de Cristo: un Jesús medio hippie, un Judas negro malote, una Magdalena guapetona y medio japonesa, unos romanos medio vestidos de soldados modernos, y mil etcéteras más para poner el grito en el cielo, y nunca mejor dicho, por esta película. Se acercaba el día y Franco y su Consejo de Ministros no sabían si autorizar la proyección o no, mas se hizo el milagro y el Gobierno franquista avisó a la organización del Festival que contaban con su beneplácito para el estreno de la película. Las entradas como es lógico, se habían agotado hacía días y funcionó la reventa como en los mejores espectáculos. Y llegó el día del estreno, el cine hasta la bandera no, hasta más arriba, la sala abarrotada con público de pie y sentado en los pasillos, en la calle gente arrodillada rezando el rosario por la salvación del alma de los espectadores que estaban dentro, a los que antes habían insultado como anticristos y otras lindezas mientras hacían cola para entrar. Fuera, además de la policía que quería evitar confrontaciones, muchos que no habían conseguido entrada, pero querían ver la movida que había en la calle. Es decir el espectáculo estaba dentro y fuera. La película en el estreno, además de la ovación del público al finalizar, tuvo excelentes críticas al día siguiente, como era de esperar. Al fin, después de haberla visto los señores Obispos en sesiones privadas, la película llegó a las salas comerciales en toda España en 1975.


 

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