domingo, 30 de abril de 2023

Clásica y rock.



No conviene olvidar que la música es un arte y que en esto del arte los dioses son caprichosos y tocan con sus dedos a algunos individuos,
claro que si esos individuos no se lo curran, de poco vale la extremidad divina. Uno de esos predestinados nació en el pueblo balear de Santa María del Camí (de donde tomaría el Santamaría de su nombre artístico) en el seno de una larga familia. Pronto a Lorenzo Roselló Horrach (que así se llamaba el mozo) se le despertó la afición por escuchar blues y rock y, en la isla de Mallorca no faltaban locales que de cara al turismo anglosajón presentaban este tipo de música en directo y en disco. En 1965 forma su primer grupo, después pasará a Los Bríos y en 1967 se enrolaría en el grupo más rompedor de la isla: Los Z-66. En su momento esta banda sería considerada como secundaria en el panorama nacional; sin embargo, el tiempo pone a cada uno en su sitio y hoy día Los Z-66 son considerados uno de los más grandes grupos de los 60. Lorenzo pronto lideraría ese conjunto actuando en el verano mallorquín junto a gigantes de la música como Eric Burdon & The Animals, Wilson Pickett, etc. Sin hacer de menos a nadie, Lorenzo Santamaría conforma junto a Miguel Ríos, Bruno Lomas, y el líder de Lone Star, Pere Gené, el póker de ases de las voces del viejo rock español. Una voz personal, llena de fuerza, conjugada con una presencia ciertamente sexy y atractiva que sabía llenar el escenario hacen que muchos productores se fijen en él como posible solista. Lorenzo se debate entonces y se debatirá durante toda su carrera entre cantar rock que es lo que le satisface o poner sus cualidades al servicio de la canción melódica, que es lo que de él demanda su discográfica y la mayor parte de su público. Debuta en solitario con “Canto al Amor(que ahora recordamos) basado en un tema de la Sinfonía Nº 8 de Franz Schubert. Existía un gran interés por comprobar la aceptación de este disco ya que era una incógnita el comportamiento de Lorenzo como cantante melódico en solitario, pero nadie se entera y el mercado menos que nadie de la aparición de una nueva voz solista, lo que supuso una decepción en toda regla para la discográfica, que tan fuerte había apostado. Tal vez la oscuridad de la melodía inicial o el barroquismo de los arreglos jugaron esta vez a la contra, aunque se le nota cargado de facultades y algo fuera de sitio, poco acostumbrado a cantar con orquesta y coros. Sin embargo, el disco siguiente, va a ser otra cosa y “Rosy” vende por encima de las cien mil copias. Desde ese momento Lorenzo Santamaría se va a convertir en frecuente presencia del top 10 nacional de ventas de singles. Las baladas pueden con el rock, al menos en sus discos, ya que en sus directos prodiga también los ritmos contundentes y se saca la espina de tanta canción romántica con “Blue Jeans”, un tema propio en el que demuestra lo cañero que puede llegar a ser. Tras un tiempo por Sudamérica, donde triunfará en toda la línea, regresará a España. Ya no volverá a tener la resonancia de antaño y cine, televisión y publicidad constituirán un buen refugio:; será el protagonista masculino de “Pa d’Àngel” de Francesc Bellmunt y participará en “Crónica Sentimental en Rojo” de Rovira Beleta. La música pasará a segundo plano y prácticamente se perderá la pista de Lorenzo; realizará alguna serie de televisión y se pondrá a las órdenes del gran José Luis García Berlanga en “Barrios Altos”. Al rebufo del revival, Lorenzo Santamaría regresará en los 90 a la actividad musical, formando parte de paquetes de artistas denominados Mágicos 60 y también efectuará algunas grabaciones en solitario destinadas a los circuitos nostálgicos en las que dará rienda suelta a la pasión por su amor de siempre: el rock and roll. Además, se dio el gustazo en 1992 de reunir a su vieja banda, Los Z-66, para un concierto con el Auditorium de Palma de Mallorca a reventar.



 

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