jueves, 29 de noviembre de 2012

Rescates .... y soluciones (no es igual)

Bruselas acaba de abrir el melón de las ayudas a los bancos nacionalizados, en un escenario que, si hemos de creer a nuestros representantes políticos, no comportaría contrapartidas ni a las arcas públicas ni a nadie que no fueran los propios bancos como entidad. Cabe pensar que si las medidas anunciadas por Bruselas no han causado sorpresa, la conclusión es que ya se sabía que nuestros representantes MIENTEN, ocultan información (en España pero no en Bruselas o Berlín) y engañan... y les siguen votando (pero esa es otra historia)

Ni vamos en estas líneas a analizar las condiciones y volúmenes de los acuerdos de ayuda europea cuando precisamente hoy bullen las redacciones de los medios en tal cometido, sino, como siempre, reflexionar sobre algunos puntos conexos con todo ello a raíz de algunas reacciones de unos y otros. Y para tal intención, sólo dirigiremos nuestra atención a pocos aspectos muy concretos.

1.- Bruselas obliga a una "cura de adelgazamiento" de las entidades ayudadas con el propósito indisimulado de encontrarles comprador, lo que se traduce, en el primer caso, que es Bankia, a prescindir de 6.000 empleados de los actuales y cerrar 1.200 oficinas, con el compromiso adicional de reenfocar sus líneas de negocio para centrarse en particulares y pymes, de forma que, al final del período estimado de cinco años, el paquete envuelto en celofán puede ser atractivo para un comprador. Pregunta inocente: en un momento en el que se cuestiona la viabilidad de la pyme, como consecuencia de la crisis y no se alienta la creación de puestos de trabajo para particulares, ¿qué clientela podrá tener Bankia u otras como ella? Otra pregunta inocente: de acuerdo con esta premisa, no es descartable pensar que el rescate está abocado al fracaso ¿alguine sabe qué pasará entonces?

2.- En palabras del Comisario de la Competencia (portavoz en esta ocasión de Bruselas): "Los responsables de esta situación son los que gestionaron mal estas entidades". Dejémoslo ahí, por el momento, pero esto ¿lo sabe el gobierno? ¿Puede encontrarlos? ¿Puede pedir responsabilidades?

3.- En un gesto de pasmosa celeridad, Bankia presentó ayer mismo el "Plan estratégico 2012-2015" ajustado a los requerimientos de Bruselas que, recordemos, nuestros representantes aseguraban que no se conocían, curiosamente como "Banco Financiero y de ahorro" y no Bankia.  Dejando de lado que la lectura del documento produce una cierta perplejidad en los números, acciones, objetivos y resultados, hay algún punto en su presentación (reproducido en parte en la publicidad institucional de hoy mismo) que merece pensar si también los actuales gestores conocen la esencia de la banca. Por ejemplo (cito): "El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha afirmado que la solidez y viabilidad de la entidad están garantizadas y que ahora centrarán sus esfuerzos en hacerla rentable. Esta es la mejor manera de retribuir a los accionistas y de hacer que los contribuyentes recuperen su inversión...... Y eso es muy importante...para preservar catorce mil quinientos puestos de trabajo (OJO, ya ha descontado los seis mil que despedirá) y es muy importante para reforzar la imagen del sistema financiero español". Ni las cifras conocidas de las ayudas confirman esa pretendida solvencia ni las acciones detalladas en el plan auguran mínimamente viabilidad.

4.- En el mismo Plan citado se menciona como parte de la necesaria recapitalización de la entidad, el contar con los clientes particulares para que acudan a ampliación, en la formas que se diría. Tema delicado, que nos hace pensar que, pese a que en las prestigiosas escuelas de negocios y finanzas a las que han asistido los actuales gestores les hablaron, sin duda, de los fundamentos de la actividad bancaria (de la intermediación financiera, eso de banca de inversión y otros instrumentos apócrifos son otras cosas), no tomaron los debidos apuntes y han olvidado que la base de la actividad bancaria es la confianza y que cuando ésta se perjudica con razón, el esfuerzo para recuperarla es ímprobo. Digo esto porque es de temer que, en un escenario de total incertidumbre, a los gestores de Bankia no se les ocurra otra cosa que asfixiar a sus empleados, además, con campañas de captación dirigidas a los mismos clientes engañados con las preferentes, en riesgo de desahucio o, simplemente, desatendidos en sus necesidades por la institución pese a ser perfectamente atendidos precisamente por los empleados. Primero se ha de recuperar la confianza. Un dato más para dudar de la viabilidad real del plan.

5.- Soluciones (parciales, pero soluciones). Podemos seguir desgranando aspectos curiosos y llamativos, pero, con lo dicho, basta para formar alguna conclusión. Si dice Bruselas que los responsables son los que gestionaron mal las entidades, si es evidente que si el Gobierno quisiera podría, no solo identificarlos, porque ya lo están, sino exigirles responsabilidades (¿o para eso no se pueden redactar apresurados Decretos?), y si el banco o lo que quede de él necesita capitalizarse aún con las ayudas recibidas, ¿podría plantearse cuando menos que esa aportación de capital la tuvieran de efectuar obligatoriamente esos gestores con cargo a todo cuanto han esquilmado del banco, en volúmenes proporcionales a las ganancias ilícitas? Nueva llamada de atención: debe distinguirse escrupulosamente lo que el "ilegal" de lo que es "ilícito" Si mantienen que su actitud fue la correcta, deberían ser coherentes...




Para acabar, "last but not least", cabe preguntarse:
- ¿Puede dormir el gestor que sabe que ha actuado como lo ha hecho y que, como consecuencia de su gestión, TODO el país está endeudado y, lo que es peor, más de 11.00 personas (incluyendo todas las entidades nacionalizadas) van irremediablemente a engordar las listas de paro?
- ¿Puede dormir un gobierno que mira para otro lado, que asume el latrocinio con cargo a todos los ciudadanos y que, ni siquiera como muestra de limpieza, da un solo paso por depurar responsabilidades?
- ¿O es que se instala el "hoy por ti, mañana por mí"?
Penoso, muy penoso.


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