sábado, 3 de noviembre de 2012

Fuga de capitales y paraísos fiscales

Desde hace meses se vienen publicando cifras, con diferentes enfoques, de la salida de capitales de España, por una razón u otra, desde que se hizo patente la crisis y la debilidad como país para salir de ella.
Las últimas cifras publicadas hablan de casi 250.000 millones de euros, correspondientes, en su mayor parte, a la retirada de inversores extranjeros en busca de latitudes con las aguas menos revueltas, Algo tienen que ver en estas decisiones la calificación de la deuda de nuestro país, de forma que cuando a un inversor le vence una operación y se le plantea reinvertir en bonos calificados casi como basura, parece lógico que busque otros aires para dejar su dinero.Tampoco son ajenas las especulaciones y rumores sobre rescate sí, rescate no, rescate ni sí ni no. porque, analizando las cifras del año, la tendencia desinversora se frenó cuando parecía inminente la ayuda a España, y volvió a tomar fuerza al desinflarse la noticia.
Sin embargo, más allá de la desinversión que, nos guste o no, suele obedecer en gran manera a las sacrosantas "leyes de los mercados", resulta preocupante la fuga de capitales de ciudadanos y empresas españolas, que prefieren vaciar sus depósitos entre nosotros para llevarlos a otros rumbos en los que impera el estricto secreto y una regulación más relajada que la española.

Y no atañe solo a España. Poco antes de las vacaciones de verano, la organización Tax Justice Network - TJN (red internacional dedicada a la justicia tributaria, con sede en el Reino Unido) publicó un estudio sobre los paraísos fiscales (James S. Henry, The Price of Off-shore Revisited, Tax Justice Network, Julio 2012.) que revela la gravedad de la fuga de capitales y de la evasión tributaria, que alcanza dimensiones mucho mayores de lo que antes se había estimado. Estos datos confirman, además, que constituye uno de los problemas económicos más graves que enfrentan los países en desarrollo, y por ende contribuye a agudizar la pobreza.  El estudio hace un cálculo estimado –que considera conservador– de que el monto de fondos que se encuentran invertidos en más de 80 jurisdicciones offshore en 2010 fluctúa entre 21 y 32 billones de dólares (en notación europea, es decir, millones de millones). De este total, alrededor de un tercio, esto es entre 7,3 y 9,3 billones de dólares, provendría de 139 países con un PIB calificado como bajo o mediano.
 
Al hacer un balance de activos y pasivos, el estudio demuestra que gran parte de los países considerados deudores en realidad serían prestamistas netos si estos recursos no se hubiesen sustraído de su sistema financiero. En efecto, los 139 países estudiados, que incluyen a todas las principales economías en desarrollo, “registraban una deuda externa bruta agregada de 4,08 billones de dólares USA en 2010”. Al restar las reservas en el exterior de estos países, invertidas mayoritariamente en valores en el Primer Mundo, se constata que “su deuda externa neta agregada suma una cifra negativa de 2,8 billones de dólares USA para 2010”. De donde se infiere que, si a ello se suman los recursos desviados al sistema offshore, estos países supuestamente endeudados, “no tienen nada de deudores: son prestamistas netos, del tenor de 10,1 a 13,1 billones de dólares USA”.
El problema, sin embargo, cita el estudio, es que “los activos de estos países están en manos de un pequeño número de individuos ricos mientras que las deudas recaen en la gente ordinaria de estos países a través de sus gobiernos”.


Lejos quedan, aunque cercanas en el tiempo, las declaraciones altisonantes de líderes europeos en las que se proclamaba el deseo de acabar con los paraísos fiscales, precisamente por todo lo dicho. La realidad es que existe una fuerte resistencia de las economías avanzadas para abordar el tema con seriedad, pues ellas “se benefician enormemente de este flujo de capitales hacia sus instituciones financieras: del Citi Bank en Nueva York a Citi Bank Cayman Islands; o del Morgan Bank a Morgan Panamá, por ejemplo. Estas instituciones financieras dependen fuertemente de los depósitos de ciudadanos ricos, y no quieren detener el flujo de fondos”; hecho que se traduce en presiones sobre sus gobiernos para que las cosas no cambien.

Para acceder al estudio completo (en inglés) clicar aquí. 
Para saber más cosas de Tax Justice Network, clicar aquí. Los contenidos están en inglés, pero la presentación puede consultarse también en castellano.

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