El 17 de octubre de 1986, Juan Antonio Samaranch, a la sazón presidente del Comité Olímpico Internacional, anunció que Barcelona sería la ciudad que albergaría los Juegos Olímpicos de verano de 1992. La ciudad condal celebraba los primeros (y hasta ahora únicos) Juegos Olímpicos en la Península Ibérica y la expectación no podía ser mayor. Todo el país y gran parte del planeta estaban pegados a las pantallas para ver cómo España, por fin, se abría al mundo. Y lo hacía por todo lo alto. A partir de ahí empezaron los preparativos y, entre ellos, era tradicional preparar una canción oficial para todo el evento. Como máximo exponente de la música barcelonesa, a Monsterrat Caballé le pidió el alcalde Pasqual Maragall que interpretara una canción en los juegos, a ser posible el himno. Al parecer, ella enseguida se decantó por crear una canción y pensó en Freddie Mercury para hacerla. A su vez, Freddie manifestó en varias ocasiones que era un gran seguidor de Monsterrat, su voz y su música y, durante su carrera, no tuvo ningún reparo en reconocerlo; de hecho, llegó a asegurar que la voz de la catalana era «la mejor voz de todos los seres humanos vivos»., y tras un encuentro informal en febrero de 1987 comenzaron los envíos constantes de casetes (soporte musical puntero entonces) de un país a otro en busca del tema perfecto. Y así, casi sin reunirse en persona, surgió Barcelona, la oda a la capital catalana que acabó siendo uno de los himnos de las Olimpiadas del 92. Era 1987 y, con la canción grabada y un sueño cumplido, solo quedaba una cosa: que Mercury y Caballé la presentaran al público al unísono. Fue en el Club Ku de Ibiza, en un evento anual que tenía lugar durante los cinco años previos a los Juegos Olímpicos para generar expectación en la población. Poco después lanzaron el sencillo y, como no podía ser de otra manera, se convirtió en todo un éxito de ventas. La química entre ambos artistas fue tan grande que decidieron grabar un disco juntos, que llevó el título de Barcelona. Entre las ocho canciones que grabaron se encontraba, por supuesto, “Barcelona”, que compuso Freddie, en la que la letra es una oda a Barcelona. Monsterrat quería que fuese un homenaje a la ciudad en la que nació y así fue. Freddie canta en inglés y Caballé en español, aunque las líneas de voz protagonistas son del vocalista de Queen. Los versos hablan de alguien que llega a Barcelona por primera vez y queda encandilado con su “brisa” y su “horizonte” y luego deriva en una relación que surge por la ciudad, que perfectamente puede considerarse como un hecho biográfico entre ambos músicos, que mantuvieron una gran amistad después. O como dice la canción, “friends until the end”. Pero Freddie Mercury murió de sida a la edad de 45 años menos de siete meses antes de la ceremonia de apertura oficial de los Juegos del 92, así que la actuación conjunta con Monsterrat nunca pudo llegar a celebrarse. En su lugar, acabó sonando de fondo la canción poco antes de que comenzara la cuenta atrás del evento. La canción “Barcelona” fue tan especial que Freddie Mercury pidió que sonara en su entierro. Decía la letra que “si dios quiere, nos volveremos a encontrar”, y ahora seguro que Monsterrat Caballé y Freddie Mercury podrán hacerlo de nuevo en algún lugar.
Que fuerte !! Antes de leer lo que has escrito lo había sentido!!! Ahora están los dos juntos…..
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