jueves, 6 de julio de 2023

Una de siempre.



Hoy toca una de esas canciones que suele estar presente en todas las recopilaciones serias de canciones y baladas románticas a poco que se precien, todo un himno a ese amor lejano no por la distancia sino por el valor de las personas: Nights in white satin (Noches de blanco satén), de la que traemos la versión original de siete minutos de duración (no fue una canción muy popular el día de su primer lanzamiento debido principal y precisamente a los más de siete minutos que duraba el tema en el álbum; eran tiempos en los que las canciones duraban poco más de 3 minutos y, de hecho, la canción se publicó como sencillo en 1967, el año de la paz, el amor, los hippies, San Francisco…, con una duración total de cuatro minutos y veintiséis segundos para lo que se le despojó de una parte orquestal y los versos poéticos que constaban al final del tema en la versión del álbum. La canción fue relanzada años después, en 1972, tras el éxito que estaban recibiendo en aquella época otras canciones semejantes de larga duración, como “Hey Jude”, de The Beatles o “Layla”, de Eric Clapton. Y ya fue otra cosa.) The Moody Blues, los autores, se forman en Birmingham (Reino Unido) en 1964, y es con su segundo disco Days Of Future Passed en 1967 con el que se convierten en todos unos referentes de lo que después se llamará rock sinfónico al contar con partes instrumentales que unes las diferentes canciones que tienen sonidos similares. Hay que decir que dentro de la estructura del álbum, empeñada en describir con la ayuda de la London Festival Orchestra el acontecer rutinario en un día cualquiera y en lo que inicialmente debía ser una nuestra versión de la ‘Sinfonía del nuevo mundo’ de Dvorak encargada por la discográfica Decca rentabilizar los nuevos aparatos estéreo de los nuevos estudios, la canción nos traslada, lógicamente, a la noche con un armazón semejante a las bandas sonoras, donde la música y la narrativa tienen una descripción casi cinematográfica. El éxito de Nights In White Satin fue enorme siendo versionado a casi todos los idiomas. Su popularidad les fuerza a grandes giras que provocan su agotamiento y un receso de cinco años, tras los cuales vuelven publicando discos que tenían buena acogida en ventas pero críticas de ser demasiado nostálgicos de sus trabajos anteriores. Desde entonces siguen con sus conciertos por todo el mundo y deleitando a sus seguidores con ese sonido tan personal y de calidad. La canción nos habla de una historia de amor que no sabemos si está terminando o ni tan siquiera ha empezado. El cantante se encuentra perdido en la belleza de su amada y se siente parte de esa comunidad de enamorados con los que se cruza, mas cuando tratan de consolarle fallan y él siente que será sólo él el que consiga que sus deseos se hagan realidad. Y claro la ama con el desgarro de su lamento y la fuerza de su voz. Basta con cerrar los ojos para transportarnos a esa noche del pasado que nos describía la banda inglesa, con la magia de sonar como algo enorme. Pero no son los instrumentos los que llegan a una potencia increíble, sino que es toda la música en sí. «Noches de blanco satén que nunca terminan, carta escritas que nunca llegan, ojos bellísimos que se van muy lejos, sentimientos que se olvidan, traiciones que se perdonan…» ‘Night in white satin’ es la obra suprema de The Moody Blues, por la que son y serán recordados por varias generaciones y, posiblemente, por la que también les descubrirán quienes aún no han llegado a este mundo; sin duda, uno de los temas más pinchados, radiados, cantados y versionados de la historia. Como curiosidad, la canción fue la opción original para la apertura del film ‘Apocalypse Now’, antes de que ‘The End’, de The Doors, fuera finalmente escogida. Martin Scorsese la utilizó en 1995, en su film ‘Casino’.



 

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